Hacer realidad una fantasía...
Fecha: 14/01/2019,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... ojete,...dijo él, al tiempo que comenzaba a recorrer la raja del culo con la punta de su lengua.
Mi mujer se estremeció cuando la lengua de Julio encontró el apretado agujerito anal y pude ver perfectamente como se adentraba en su interior como una verga en miniatura.
- ¡Oh, Julio,... más,... chúpame más adentro,... que lengua más buena tienes, puto cabrón... quiero sentirla hasta el fondo de mi recto,... por favor, hazme cagar de placer,... !
Nunca pude imaginar que mi mujer pudiera comportarse de aquella manera.
Ella, literalmente retorciéndose de un lado a otro de puro placer, se llevó la mano derecha al coño y con vicio empezó a juguetear en su interior, pajeándose torpemente su abultado clítoris.
Julio se incorporó y se chupó el dedo índice de la mano derecha; una vez bien lubricado con saliva lo puso en la entrada del culo de Yolanda y lo fue introduciendo poco a poco hasta el fondo.
- Venga Julio, métemela y dame bien por el culo, verás que estrecho es y el gusto que te dará... dijo mi mujer, mientras se acariciaba el clítoris.
Julio lubricó su polla también con saliva y cuando terminó se la acercó al ojete y despacito le fue metiendo el capullo. La muy puta de mi mujer gritaba de dolor y de placer por la enculada mientras se hacía una paja.
- ¡Como te siento dentro de mi culito,... voy a correrme contigo,... !-gritaba ...
... ella.
Él se agarró a sus tetas y siguió follándola por el culo hasta que se corrieron con una terrible explosión de placer, ambos gimiendo y gritando y diciendo palabras incomprensibles.
Ella se incorporó y se besaron de nuevo en la boca.
- ¿Quieres que te la limpie con mi lengua, Julio?- dijo ella.
- Oh, si,... eso me encantaría,... hazlo como una verdadera puta,...- dijo él.
Mi mujer se inclinó y le dio un tierno chuponcito en el capullo, para después darle unas lamidas desde la base hasta la punta; pero no se detuvo ahí: le chupó también los testículos y, metiéndose debajo, le comió el culo mientras le sobaba suavemente el pene.
Ante la visión de aquella imagen tan obscena, me quedé estupefacto y no me pude aguantar las ganas: me acaricié la polla frenéticamente y, como esa situación me estaba llevando a la cima del placer, no me detuve. Me corrí como un adolescente que no tiene control.
Después de todo esto y con el mismo sigilo con el que habían entrado, se marcharon de la habitación.
Cuando nos quedamos a solas, le dije que me contara todo lo que había sentido. Lo hizo estando los dos en la cama y al oír todo lo que yo ya había visto, pero con sus propias palabras y sus expresiones de placer, no pude aguantar de nuevo mi excitación, me subí encima de ella y le separé las piernas, pero cuando se la metí en el coño, me corrí enseguida.