1. (6) Reflexiones sin bragas


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: Poesía Erótica, Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos

    ... una falda que sea muy corta? Para enseñar muslera y caderas.
    
    -Sí, pero hace tiempo que no me la pongo. Mi madre no me deja.
    
    -Joder con tu madre. Seguro que se educó en un colegio de monjas.
    
    -¿Cómo lo sabes?
    
    -Yo lo sé todo, querida. ¿Me dejas que te haga un pequeño corte en el pelo?
    
    -¿Qué le pasa a mi pelo?
    
    -Necesita nutrientes y cortar las puntas. Parece que tienes un cacho de estropajo en la cabeza.
    
    -¿Eres peluquera o qué?
    
    -Yo sé hacer de todo. Soy una autodidacta. Yo aprendo sola. No necesito cursos ni másters. Además, tengo memoria fotográfica.
    
    -Eres alucinante, Ana.
    
    -Para ti Ani.
    
    -Vale. Ani. ¿Y qué más me recomiendas?
    
    -Anda hasta mí, vamos.
    
    Lidia no preguntó y lo hizo.
    
    -¿Así andas? Eso es un pato mareado.
    
    -Así ando siempre.
    
    -Hay que pavonearse. Zorrear en el paso. Mira.
    
    Ana soltó las caderas y anduvo por la cocina.
    
    -Joder… -Lidia se sorprendió de su clase y elegancia.
    
    -¿Lo ves? De este modo te follan diez veces por la calle. La clave está en la insinuación. Cortejar con el lenguaje corporal. Primero son los ojos y luego el coño, no lo olvides.
    
    -Vale.
    
    -¿Te estás quedando con todo? No me gusta dar consejos en vano.
    
    -Sí, Ani, lo tengo todo en la cabeza.
    
    -No. Lo debes tener todo aquí –se agarró ella misma su entremuslo-. Aquí está el meollo del asunto. Si eres una buenorra pero follas de pena, no sirve de nada. Todo es un conjunto. Belleza. Sexo. Y estilo.
    
    -Genial.
    
    -No llevarás bragas de Hello ...
    ... Kitty, ¿no?
    
    -No, que va.
    
    -No te creo. Bájate los pantalones –la puso Ana a prueba.
    
    Lidia sonrió y se fue desprendiendo de la ropa hasta quedarse únicamente en bragas.
    
    Ana aplaudió satisfecha.
    
    -Tienes madera de puta, ¿lo ves? Te lo dije, Lidia.
    
    -Gracias.
    
    Ana se aproximó y se fijó en las bragas de Lidia.
    
    -Debes saber que una mujer puede definirse por su lencería. No hacen falta estudios ni perfiles. Ves sus bragas y ya conoces todo sobre ella.
    
    -¿Y qué te dicen mis bragas?
    
    -Autoestima muy baja. Tanto que has dejado de cuidarte hace mucho tiempo. Tus bragas son de dos euros en el mercadillo. Un chico ve esto y sale espantado.
    
    -Otra vez aciertas en todo.
    
    -Pero estás muy tonificada pese a no hacer gimnasia. Tu depilación es aceptable. Tus tetas firmes y bien puestas. Tripa recta y sexi. Aquí hay sexo para rato. Quítate las bragas. ¡Ahora!
    
    Lidia obedeció y quedándose del todo desnuda.
    
    Ana dio círculos a su alrededor examinándola.
    
    -Ninguna estría. Ni grasa sobrante. Ni piel de naranja. Eres un diamante pero sin pulir. Solo necesitas unos arreglos y tendrás el mundo a tus pies. Además, tienes un potorrito precioso.
    
    -¿De verdad?
    
    -Mal depilado, pero tienes un tesoro escondido entre muslo y muslo.
    
    Ana palmeó su culo con la mano.
    
    -¡Au! ¿Qué haces?
    
    -Tienes el culo duro. Es increíble. Tus nalgas ni se mueven.
    
    -¿Y eso es bueno?
    
    -Muy bueno. No lo tienes caído ni fofo. Me tienes sorprendida, Lidia.
    
    -Gracias, Ani.
    
    -Veamos –se ...