1. La casa de las perversiones en familia


    Fecha: 27/01/2019, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... timidez o por lo que sea, sin embargo apreté su dedos entre los míos y creo que se dio cuenta que algo sentía por ella. Estábamos sentados en un viejo sillón de metal y cómo si quisiera adelantarme en el tiempo gire mi vista y pude saber que bien podía follarmela ahí mismo. Porque yo a eso había llegado, eran mis primeras correrías fuera en busca de sexo. Lo había practicado desde los 12 con mi hermana, pero era inexperto en relacionarme con chicas que no fueran mi familia. Para mí el sexo había sido prácticamente un juego, eso que también había follado con mujeres adultas, pero igual habían sido ellas quienes habían tomado la iniciativa. - Ya pícaro – oímos decir a la madre de Ester. Su voz venía del cuarto, ese que había adivinado era uno de los dormitorios de la casa. La ventana quedaba hacia dónde estábamos nosotros y por precaución nos separamos un poco. Incluso nuestras manos se alejaron como si cometiéramos algún pecado. - Ya loco – déjame ver que no anden por ahí esos chamacos babosos. Ya papi – dijo con aquel acento de mujer que se ha pasado de copas. - ¿No quieres follar perra? – escúchanos decir- ¿No quieres comerte está vergota? - Si papi. Espera, déjame cerrar la ventana. Ay papi malo, ya ya. No me toques ahí que me pongo como perra en celo. Ay papi mmm aaaah. Que rico, que rico… Parece ser que no la dejaron cerrar la ventana. Ester y yo supimos lo que estaba pasando. Era evidente que la mamá de mi amiga había encontrado con quien saciar sus deseos de sexo antes ...
    ... que yo. Ester parecía no poder explicarme o qué hacer ante aquella situación, aunque estábamos en lo oscuridad supe que por su mente pasaban uno y mil pensamientos. - Ya nos ganaron – alcance a decir- E iba a continuar, pero en ese instante llego como aparecido por arte de magia Gabriel el hermano mayor de Ester. Tras de él su otra hermana Yadira, esa flaquita de 14 que con sus ojos parecía decirme que había elegido a la chica equivocada, porque no había pasado por alto sus evidentes coqueteos cuando me vio llegar. Fue Gabriel quien tomó la iniciativa, nos hizo el gesto de que hiciéramos silencio y caminado en puntillas se colocó de tal manera que podía ver hacia adentro del cuarto. Yadira como fiel escudera lo imito y se fue a colocar tras él. Difícil sería que alguien pudiera verlos desde aquel dormitorio porque había tenido a bien ocultarse tras el grueso tronco de aquel viejo árbol de mango. Adentro seguía el cachondeo, al menos eso imaginábamos porque los jadeos de Doña Refugio llegaban perfectamente a nuestros oídos. Un gesto de Gabriel hizo que Ester y yo por primera vez tuviéramos que tomar una decisión juntos. ¿Íbamos a espiar a su madre? Creo que Ester se dio cuenta que era ella quien debía decidir. No dijo palabra alguna, pero tomando una de mis manos me llevó hasta quedar a la altura de su hermano y pudimos ver. A su madre la tenían más abierta que portón de vecindad. Estaba sobre la cama únicamente con aquel brasier negro que parecía querer explotarse por tener ...
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