Un viudo joven - Olga, mi empleada
Fecha: 03/02/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Fernando X, Fuente: CuentoRelatos
... eso y aprovechando que estaba arrodillada sobre mí, dejando su culo expuesto hacia mi cara, volví a atacar el bello agujero entre sus nalgas, insertándole primeramente un dedo y metiéndolo y sacándolo suavemente para aflojar su esfínter anal, al sentir que mi segundo dedo la invadía, dejo de hacer todo y empezó a disfrutar la violación de la que era objeto, con voz baja me pidió que le metiera el pulgar hasta el fondo, pues estaba a punto de correrse nuevamente, cosa que sucedió casi de inmediato, junto con la resucitación de mi miembro, que gozando lo que sucedía, volvió a llenarse de sangre para mostrarse nuevamente como una estaca lista para ingresar al primer hoyo que se le ofreciera.
Después de su orgasmo, Olga se giró de espaldas a la cama, ofreciéndome por primera vez la visión de los labios de su concha, unos labios carnosos, rosados y delicados, cubiertos por una marañita de pelos castaños. En un largo 69, me chupo la pija mientras que mi lengua y labios jugaban con su clítoris y su rajita. Mi deseo era vencer ese apretado agujero marrón de su culo, por lo que continuaba insertando mi dedo en él, pero Olga fue clara cuando me dijo que ese noche no deseaba tener sexo anal y que prefería mil veces que ...
... volviera a poseerla por su coño, por lo que me gire para quedar cara a cara, al tiempo que ella se acomodaba abriendo sus piernas, listas para recibir a tan ansiado miembro, el cual sin dilatar ni un segundo volvió a introducirse hasta el fondo del cuerpo de mi amada, empezando un bombeo a diferentes volúmenes, a veces lento a veces rápido, al haber tenido un orgasmo tan grande anteriormente, hizo que mi aguante fuera casi infinito, lo que dio pie a probar varias posiciones, Olga estaba extasiada y por esos caprichos de la naturaleza, se entregaba placenteramente a varios orgasmos, hasta que le dije que no faltaba mucho para correrme, por lo que se puso a cuatro patas y amenazándome previamente para no intentar penetrar su culo, levanto su colita para dar paso a mi firme tranca en su panocha y con movimientos salvajes lograr otra excelente corrida dentro de ella.
Con esto dimos termino a tan fantástica sesión de sexo, quedamos rendidos, recostados uno encima del otro, hasta que me puse de lado, nos tape con las cobijas y acurruque a un costado a mi amiga y amante, que antes de dormirse y con voz como un susurro me dijo, “Si después de los besos del día de la cena, me lo hubieses pedido, esa noche me habrías hecho tuya”.