1. EL SEÑOR DEL REPARTO


    Fecha: 07/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Me encanta chupar pijas. Es lo que mas me gusta en el sexo, las he saboreado desde los que tienen trece a los sesenta años y son una delicia. Soy una veinteañera de las que están pasaditas de peso pero no gorditas. tengo buen cuerpo firme y llamativa, vivo sola trabajo y estudio y para mis calenturas el índice es: no vecindario, no amigos, no familiar de amigas y nunca en el trabajo Esa mañana salí de garganta seca a ver que se podía cazar. al pasar por un supermercado un veterano de unos 60 bajaba de su furgoneta unas cajas rumbo al negocio; cuando lo ví me resultó interesante pero no al grado de atractivo, era alto y algo delgado, por brazos se lo veía peludo, manos grandes cuando crucé nos miramos sin querer pero sus ojos sumergidos en gruesas cejas delataban algo libidinoso. Le sostuve la mirada como broma y me gustó su repuesta. Caminé unos metros deteniéndome en una vidriera y mirándolo cada tanto siendo correspondida a sus ojos. Cuando lo ví salir con un rollo de remitos en la mano comencé a caminar rápidamente hacia la esquina y doblé en el sentido favorable al tránsito a los pocos segundos entre paró su marcha y me gritó si quería que me llevara a algún lugar-No- contesté sonriendo- Que lástima me hace bien una compañía como la tuya- Acordamos encontrarnos a la tarde en una plaza de un vecindario vecino y así fué como al final de su jornada apareció con su móvil invitándome a un helado y le pedí que saliéramos de la zona por tema de prudencia. Aceptó y me dijo que ...
    ... conocía un lugar tranquilo para charlar, a poco de arrancar me ponderó las piernas y lo bella que era con mi cara de bebota a la cual me dijo-Crei que eras mucho menor, sos una diosa. Le agradecí el cumplido y para estar tranquilo bajó compró dos helados y comenzamos a comerlo dentro del furgon estacionados al costado de una plaza. Yo no cuidaba mis movimientos y al hacerlo la pollera que era una mini mostraba más de lo aconsejable mientras él no me quitaba la mirada de encima. En un momento me preguntó si estaba rico mi helado y lo convidé; al hacerlo él saqué la lengua sensualmente y rechacé la porción de la cucharita yendo con mi lengua al cono y lo lamí haciendo lenguita de víbora. Que divino amor, que bien lo haces. Solo sonreí y se acercó buscando mi boca la cual chupeteó con maestría y arrancó el furgón a un hotel que conocía. Estacionados frente a la habitación nos prendimos de nuestras bocas y el viejo metía mano como loco; yo abría las piernas poniéndome a su disposición y al sobar mi concha por encima de la tanga resfregó sus dedos dando muestra de que estaba mojadita. Entramos a la pieza y yo ta tenía una teta al aire, me sacó el solero y me saboreó los pezones rosados y duros; me sacó la mini y con la tanga a medio bajar se arrodilló para chuparme la concha, ¡que lengua! saqué la tanga de una pierna para abrirlas mejor y me saboreó los flujos entre la desesperación de darme placer y el aplomo de tomarse mi acabada. Cuando se desvistió lo empujé a la cama y cayó con ...
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