Puta por un día
Fecha: 11/09/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Carmen Pardo, Fuente: CuentoRelatos
... altura del camión, aquel tipo, sin decir una sola palabra abrió la puerta del vehículo y me invitó a entrar en él. Lo cierto es que todavía no sé cómo pude reaccionar de esa manera, pero lo cierto es que cuando me quise dar cuenta me encontraba sentada al lado del camionero.
Entonces los siguientes acontecimientos se precipitaron como la pólvora. El hombre cerró la puerta tras de mí, corrió unas cortinas rojas a todo lo largo de las ventanillas de la cabina y comenzó a besarme en los labios. Yo mantuve una mínima resistencia, tras la cual abrí mi boca y le ofrecí mi lengua. El camionero sacó la suya y nos dimos un primer morreo. Mientras me llenaba la cara y los labios de saliva una de sus manos se deslizó por debajo de mi blusa y empezó a magrearme las tetas, mientras que con la otra me desabrochaba el vaquero. El muy cabrón sabía perfectamente tratar a una mujer excitada.
Al mismo tiempo yo le bajé la cremallera del pantalón, le saqué la polla fuera y empecé a masturbarle. Aquel trozo de carne comenzó a crecer entre mis manos alcanzando un tamaño y un grosor considerables. En menos de diez segundos su rabo estaba duro como el cemento. La tenía bastante más larga y gorda que mi marido, lo que me produjo aun mayor excitación. En un momento dado, el hombre cogió con fuerza mi cabeza y me la colocó entre sus piernas. Yo obedecí con agrado, abrí la boca y comencé a chuparle la polla.
Al cabo de unos minutos el hombre me retiró y comenzó a desnudarse por completo. Yo ...
... me quité el vaquero, ya que la blusa había desaparecido en el magreo por arte de magia. Cuando aquel tipo se percató de que no llevaba bragas, me sentó encima de él violentamente. Apuntó su estaca entre mis labios vaginales, me la clavó hasta el fondo y comenzó a follarme con una fuerza increíble. Su enorme polla bombeaba mi coño sin parar, a un ritmo frenético. Tanto fue así que, cuando quise darme cuenta, me sobrevino el primer orgasmo.
Aquel tipo era una máquina de follar. Parecía no cansarse y controlar la situación con habilidad, lo que me ocasionó hasta cuatro orgasmos encadenados. El enrome calibre de su herramienta estaba haciendo estragos en mi coño. Yo gritaba y me retorcía de placer como una perra en celo. Después de quince, o quizás veinte minutos follando sin parar, me la sacó del chocho, me la metió en la boca y se corrió sin compasión. Una serie de chorros de leche tibia me fueron inundando la boca sin previo aviso, por lo que no tuve más remedio que tragármelo todo.
Cuando terminó de vaciar sus cojones en mi garganta, se arrodilló entre mis piernas y comenzó a lamerme el coño de arriba abajo, deteniéndose de cuando en cuando en mi abultado clítoris. Aquello me produjo un placer tan intenso que volví a correrme dos o tres veces más.
Mi húmedo coño le debió excitar muchísimo, ya que cuando terminó de comérmelo su polla estaba de nuevo dura. Esta vez me puso a cuatro patas sobre el asiento del camión, me la metió en el coño, por detrás, y, agarrándome de ...