1. El amor de mi esclava


    Fecha: 08/02/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos

    ... esperando…
    
    Cuando advirtió que no tenía alternativa se dirigió hacia el artefacto y apoyó el culo sobre la tabla que se encontraba encima de la taza. Bajó la vista, sus piernas estaban cerradas, sus pies cruzados uno sobre el otro.
    
    Me agaché hacia ella, la miré fijamente, la tomé del mentón con mi mano derecha, le subí la cabeza hasta alinearla con la mía, apreté su barbilla con mis dedos.
    
    - ¿Te parece que así yo puedo apreciar algo de lo que estás haciendo? ¿No te parece que deberías abrir las piernas todo lo que puedas y además adelantar las caderas de modo que tu conchita quede lo más cerca posible del borde?
    
    - ¿Te tengo que mostrar?
    
    - ¿Vos que pensás? Estamos acá para compartir cosas, vivencias, sensaciones, no para encerrarnos detrás de paredes que nos ocultan…
    
    - Bueno… una tenue capa rojiza de rubor se esparcía por su rostro, mientras lentamente iba desarrollando las acciones que le había pedido.
    
    - Más abiertas… tomé sus rodillas y le abrí las piernas de manera que su intimidad se exhibiera plenamente… más adelante… coloqué mi mano en su sexo y tiré hacia mí, indicándole que debía adelantar su cuerpo para acercarlo al borde del retrete.
    
    - Si me seguís mirando no sé si voy a poder… acaricié su cabellera, deslicé las manos por sus hombros… apreté sus brazos…
    
    - Claro que vas a poder… acerqué una silla y me senté frente a ella… te espero, cuando puedas y quieras podés mear…
    
    Pasaron algunos segundos. Era palpable su incomodidad como evidente era ...
    ... mi determinación de seguir adelante. El rubor de sus facciones había tornado al rojo furioso cubriendo la totalidad del semblante. Luego de un rato en silencio se destapó su surtidor -en su inauguración pública- y un delgado chorrito dorado comenzó a surgir de sus entrañas saliendo por su sexo y cayendo en el fondo del artefacto donde estaba sentada. De a poco la fuente uretral aumentó su caudal y la erupción urinaria se consolidó hasta que, lentamente, se fue agotando. Cortado el chorro, continuaron cayendo unas gotitas, Claudia elevó la vista dirigiéndola al rollo de papel higiénico que colgaba de la pared que se encontraba detrás de ella. Una vez que lo ubicó extendió su mano derecha tratando de alcanzarlo.
    
    - No, exclamé. Con el papel no.
    
    - ¿Qué? Me tengo que secar. Limpiarme y secarme. No me puedo quedar así.
    
    - Ya sé que no podés quedarte sucia y mojada, pero no te vas a secar con el papel…
    
    - ¿Con qué, entonces?
    
    - Parate y date vuelta.
    
    - ¿Cómo?
    
    - Que te pares y te des vuelta… Claudia hizo lo que le pedía mientras me enviaba una mirada de incredulidad total.
    
    - ¿Y ahora? preguntó parada mirando al inodoro.
    
    - Ahora agachate, apoyá las manos sobre el borde de la taza y abrí las piernas bien abiertas… que tu conchita quede totalmente expuesta y ofrecida para mí…
    
    Girando la cabeza me contempló por sobre su hombro. Sus ojos expresaban su desubicación frente a lo que estaba sucediendo. Pese a ese gesto, hizo lo que le indiqué. Me paré y me acerqué a ...
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