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Andrea compartiendo a su hermano
Fecha: 01/10/2025, Categorías: Incesto Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
Durante mucho tiempo, Marcela acostumbró a pasar por Andrea para ir a la escuela, en el último año de prepa y con los dieciocho años recién cumplidos, ambas tomaban el transporte a unas calles de casa. Las dejaba a dos calles de la escuela, rutina diaria desde hace ya varios años. La cosa cambió un día de regreso a casa. Desde que salieron de la escuela, notaron que un señor caminaba muy cerca de ellas. Pensaban que como muchos, estaba embobado por las faldas y shorts que acostumbraban vestir. Ese día Andrea llevaba un vestido corto floreado, sus nalgas se dejaban ver a través de la tela, su cara siempre coqueta iluminaba el camino. Mientras Marcela prefería usar minifaldas ajustadas, ese día llevaba una de color negro, sus nalgas redondas se amoldaban a la perfección. Así que no le hicieron mucho caso al tipo detrás de ellas. Tanto que no notaron que subió al transporte tras ellas. También estaban acostumbradas a que los hombres en el trasporte intentaran tocarlas o rozar sus vergas contra sus apetecibles culos, incluso sentadas, sentían como se los restregaban en los hombros casi queriendo rozar sus caras. Bromeaban con eso, pues se sabían hermosas, les gustaba sentirse deseadas. Platicando de todo y nada, el tipo detrás de ellas, recargaba su verga en uno y otro culo. Aprovechaba los cada que frenaba o arrancaba para recargarse. Ellas aunque se movían, solo lograban darle pretexto para cambiar de culo, en el cual reposar su verga cada vez más dura. Hasta ...
... que bajaron. —¿Que pedo con ese viejo? —Le decía Marcela abriendo los ojos muy molesta. —¡Pinche viejo puerco! Ni disimulaba. —¡Siento que ya me hizo gemelos no mames! —¡No mames! Ambas rieron mientras se acercaban a casa de Andrea, donde su hermano recién graduado y desempleado Gustavo de veintiséis años ayudaba a su madre a cambiar sus macetas. —¿Dónde se sentaron? —Preguntó él, señalando sus faldas. —¡Cuál si nos vinimos paradas todo el camino —la madre de Andrea se acercó a ellas mirando sus nalgas. —¿Por qué, qué traemos? —preguntó Andrea mientras pasaba la mano por sus nalgas y un líquido viscoso respondía su incógnita. —¡No mames guácala! —Dijo Marcela comprobando que ella también estaba manchada, su minifalda tenía unas manchas blancas que escurrían un poco. —¿Qué Es esto? —Preguntó Andrea, aunque sabía la respuesta. —¡Hay niñas! —su madre abrió la puerta para que ambas entraran. Mientras Gustavo se limitó a mirar aquello con muy mal humor. Cuando estuvieron en el baño, Andrea constató que además de su vestido, tenía semen en el cabello. Mientras Marcela parecía balancear esos trazos blancos en ambas nalgas. Gustavo se acomodó en un costado de la ventana, desde afuera veía como la falda de Marcela caía al piso, imaginaba esas nalgas, pero verlas ahí en su casa era una suerte que no esperaba. A un lado su hermana se quitaba el vestido y la ropa interior hasta quedar desnuda. Aunque era extraño por ser su hermana, el ver su panochita ...