1. Ahorrando y economizando para poder comprarnos una casa.


    Fecha: 02/10/2025, Categorías: Hetero Infidelidad Sexo con Maduras Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    Mi esposo y yo somos recién casados, y actualmente vivimos en un piso, pagando renta, con la idea de en un futuro cercano, comprarnos una casa, por lo que yo buscó la manera de gastar el dinero, lo menos posible, así que espero que me comprendan, y no me juzguen. Recién mudados al piso en el que vivimos, me di cuenta que el casero, un hombre mayor como de unos sesenta y tantos, calvo, y flaco como una vela, no ocultaba su interés por mí. Ya que cuando venía a cobrar la renta, siempre esperaba que, mi esposo, saliera a trabajar. ¿Qué cómo lo sé? Porque desde el balcón siempre lo veo llegar, y ahí esperar, hasta que mi esposo sale. Luego al cobrar la renta, con la excusa de que no ha preparado el recibo se me quedaba viendo, como queriendo desnudarme, de una manera, que cualquier mujer como yo, se da cuenta. Además de que demoraba haciendo el recibo, siempre me pedía que le sirviera un vaso con agua, que de paso se tomaba, muy lentamente, sin dejar de verme. Al principio no lo tomé en cuenta, pero cuando me volvió tocar pagarle la renta, y me puse a contar la cantidad de dinero que debía pagarle, lo cierto es que me pareció un asalto a mano desarmada, ya que el piso donde vivimos, no es precisamente un palacio, es caluroso, se escuchan todos los ruidos de la calle, y por lo general no recogen la basura de manera apropiada, en fin, es un peor es nada. Fue cuando salía de darme una ducha que, al verme al espejo, me dije en broma, a mí misma. “¿Y si te acuestas con el pendejo ese, ...
    ... para no pagarle la renta?” Por unos instantes, me reí sola de la loca idea que había tenido. Pero cuando me acordé de la cantidad de dinero que representaba el pago de la renta, como que comencé a pensar en serio, eso de acostarme con el casero. Como se darán cuenta, yo no soy una Santa, pero tampoco soy una tonta, mi marido sabe muy bien con quien se casó, y jamás me ha puesto límites, ni yo a él. Por lo que se me ocurrió recibir a mi casero, vestida o mejor dicho casi desvestida, ya que la falda que me puse, además de ser extremadamente corta, nada más basta que respire, o camine para que se me vea todo, pero además no me había puesto mis pantis, y la blusa no tenía botones. Por lo que cuando el casero tocó la puerta, la abrí de inmediato, pero a diferencia de otras ocasiones que me quedaba parada con el dinero en la mano, dejé al casero parado en la puerta, y mientras caminaba hacía la sala le dije que me hiciera el favor de entrar, que deseaba hablar con él algo muy importante. Pero a medida que lentamente fui caminando en dirección a la sala, lo hice de la manera más lenta que pude, y moviendo mis caderas, de la forma más provocativa que pude hacerlo. Al darme vuelta, por su manera de mirarme, supe que había logrado mi objetivo, solo que tuve que volver a pedirle que pasara, ya que se quedó boquiabierto, parado en la puerta, mientras que yo, le mostraba mis nalgas y parte de mi coño, sin mucho esfuerzo. Ya en la sala y después de cerrar la puerta, tomando asiento frente ...
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