Lavando el coche pasaron cosas con mi hermana
Fecha: 09/10/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Loqui sex, Fuente: CuentoRelatos
Un día después de unas navidades iba a ser un día ocupado para mí; después de envolver el resto de los regalos para mi hermana de 39 años y mis sobrinas salí a la casa de ellos. Debía conducir como cientos y cincuenta kilómetros por el campo para llegar a su casa.
Gozamos inmensamente a través del día y cuando vino la hora de mi vuelta, decidí cargar combustible y lavar el coche a través del carwash. Patricia, mi hermana, menciono que necesitaba un poco de leche del almacén y este se encontraba seguido mi donde yo iba a cargar combustible y lavar el auto.
Patricia es agradable, una señora con el pelo hasta el hombro que se lo ata generalmente. Su estructura es la de un tamaño media, joven y yo siempre había fantaseado sexualmente pero nunca hubo un acercamiento de ese tipo, era un secreto que había guardo siempre.
Mientras que Patricia subió dentro de mi coche, noté sus piernas bien proporcionadas, fueron cubiertas dentro de medias verde oscuro; estas combinaban con su falda verde claro. Al subirse La falda se había montado por encima de sus piernas y yo miraba fijamente.
Como estaba un poco atrasado, puse mi mirada fija hacia arriba, hacia los ojos marrones grandes de Patricia… había una expresión allí que no podría explicar absolutamente. Me estremecí un poco cuando sentí las acometidas de la sangre que bombeaban en mi cuerpo.
Ocultando mi sensación trate de comenzar una charla para cubrir mi confusión, nos dirigimos hacia el almacén, pero no podía ...
... olvidarme de sus piernas.
Podría oír la tensión en la voz de Patricia y hablaba todavía con excesiva efusión sobre lo absurdo, cuando alcanzamos el almacén, Patricia dijo que ella iba a tomar su leche mientras que yo aprovisionaba el combustible al coche.
Cuando la puerta se cerró de golpe se me cerró el corazón, dejando escapar un suspiro audible. Comencé a aprovisionar el combustible al coche y a echar vistazos hacia ella que se veía por la ventana del almacén. Vi a Patricia mirar a través de los compartimientos de los periódicos hacia mí, sucumbiéndome un poco. Retiro la manguera del surtidor y me dirijo hacia el carwash.
Mientras que afinaba el código de la máquina, mi corazón se hundió y saltó en el mismo golpe que Patricia conseguía entrar en el coche, jadeando levemente después de aprovisionarse en la tienda. Podía oler alcohol en su respiración y ahora sabía porqué ella había tenido un comportar medio extraño en el viaje. Los licores siempre nos ponían un poco extraño a los dos, por eso Patricia no era ninguna excepción.
La lavada del coche comenzó su ciclo y rodarnos sobre los ejes cuando los chorros de agua caían sobre este. Nuestros ojos mostraban satisfacción y en ese momento sabíamos lo que cada uno deseaba, pero nunca nos habíamos atrevido a pedir.
Por un momento miraba lejos, avergonzado de mí, en ese momento dos cosas sucedieron; primero, los cepillos del carwash envolvieron el coche y borraba toda visibilidad del mundo exterior; en segundo lugar, mi ...