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Seducción en el Campus de la universidad
Fecha: 14/10/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Mary Love, Fuente: TodoRelatos
La noche en el campus universitario era un susurro de posibilidades, el aire fresco cargado de aromas a hierba húmeda y el eco lejano de risas estudiantiles. Lucía y Clara eran profesoras de la universidad, y eran compañeras de habitación en la residencia del campus universitario desde hacia tres años. Lucía, con su melena negra y ojos que ardían con una picardía descarada, era un imán de deseo puro. Clara, también morena, con una mirada serena pero cargada de una sensualidad que cortaba el aliento, destilaba una calma que escondía un fuego abrasador. Esa noche, su presa era Mateo, un estudiante de tercero artes escénicas, que se alojaba en edificio contiguo, cuya sonrisa tímida, cuerpo esculpido y aire despreocupado habían encendido sus fantasías desde el primer día del semestre. Mateo estaba sentado en un banco junto al lago artificial que hay en el centro de la universidad, perdido en su teléfono, auriculares puestos, ajeno al torbellino que se le acercaba. Lucía se inclinó sobre el respaldo, su aliento rozando su oído. —¿Estudias o solo sueñas despierto? —preguntó, su voz un ronroneo cargada de intención. Mateo levantó la vista, quitándose un auricular, y sus ojos se abrieron al verlas, deteniéndose en la curva de los labios de Lucía y el destello en los ojos de Clara.—Un poco de todo —respondió, su voz temblando ligeramente, traicionando su nerviosismo. Clara se sentó a su lado, cruzando las piernas con una lentitud provocadora, dejando que su falda subiera lo ...
... suficiente para revelar la piel suave de sus muslos.—Hemos notado como nos miras cuando impartimos nuestras materias en tu clase. No somos tan inalcanzables, ¿sabes? —dijo Clara, su tono aterciopelado deslizándose como una caricia—. Solo tienes que atreverte, el no ya lo tienes, busca el si. La conversación fue un juego de seducción, cada palabra un anzuelo. Lucía dejaba caer insinuaciones descaradas, sus ojos devorando a Mateo, mientras Clara rozaba su brazo con las yemas de sus dedos, cada contacto un chispazo que hacía que su piel se erizara. Las dos mujeres le propusieron ir a su habitación para "charlar más tranquilos", Mateo aceptó, su pulso acelerado, el deseo ardiendo en su pecho. La habitación de Lucía y Clara era un santuario de caos sensual: guirnaldas de luces tenues bañaban las paredes en un resplandor cálido, el aire olía a vainilla y deseo, y el desorden de libros, ropa y sábanas revueltas creaba una atmósfera íntima. Apenas cerraron la puerta, el ambiente se volvió denso, cargado de electricidad. Lucía tomó a Mateo por la camiseta, atrayéndolo con fuerza. —Llevamos semanas soñando con tenerte así —susurró, sus labios rozando los suyos antes de devorarlo en un beso profundo, su lengua explorando la suya con una hambre voraz. Clara, desde atrás, deslizó sus manos bajo la camiseta de Mateo, sus dedos fríos trazando los músculos de su abdomen, descendiendo hasta el borde de sus jeans, haciendo que él jadeara contra la boca de Lucía. La ropa cayó en un frenesí, ...