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Mi Madre Desnuda ante el Espejo
Fecha: 09/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... Además no repetí la paja en su cama. Quería estar deseoso para el gran día y por eso no forcé la situación. Ella tampoco hizo nada que me invitara a hacer eso o algo parecido. Llegó el sábado. Avisé a mis amigos de que me iría pronto, tomar algo y ya. Se quejaron y me echaron en cara la culebrilla de la semana anterior. Fuimos a echar birras a un par de bares, y en seguida se me hicieron las dos. Me despedí y me dirigí presto a casa. No sabía si me atrevería finalmente a intentar el sexo con mi madre, pero al menos las cervezas me envalentonaron. Cuando llegué, como el sábado anterior, estaba viendo una película. Me preparé, me hice el compungido… no se si coló realmente. Pero el caso es que vino a mí y me dio un fuerte abrazo. - ¿Qué pasa, mi vida? No me lo digas… ya lo sé –afirmó. - Pues… igual que el otro día –intenté parecer muy afligido, pero creo que mi tono era más bien dubitativo. - Ay cariño mío, esa chica te va a destrozar. - No te preocupes mama, no pasa nada –traté de quitar hierro al asunto–. Me voy a dormir. - Ves a mi cama si quieres, en seguida voy yo –era justo lo que quería oír. Entré y en un segundo ya estaba en calzoncillos metido en la cama. A los pocos minutos, llegó mi madre. Se quitó la ropa que llevaba, quedando en bragas, y se puso el camisón. Entró en la cama y me dio un beso en la mejilla. - Duérmete y no pienses más en esa chica, cariño. - Es lo que intento, mama –en realidad era a ella a quien no me quitaba de la cabeza. Tumbado de lado, con mi ...
... madre dándome la espalda, me pegué a ella y la abracé, dándole un beso en la nuca. Ella metió una pierna entre las mías, y cogiendo mi mano, la puso en su pecho. Notaba sus tetas bajo la palma de mi mano. Se me puso dura inmediatamente, pero esta vez no hice nada por ocultarlo. La tenía pegada a su culo, y estaba seguro de que la notaba. Era el momento, tenía que decírselo. - Mamá… –empecé, echándole valor. - Sí… - Quiero… necesito… –dije, con su melena en mi cara. - ¿Qué pasa? –parecía alarmada. Su tono me hizo dudar, no aparentaba darse cuenta de la carga sexual del momento. A punto estuve de dar marcha atrás. - Quiero… quiero hacer el amor contigo –me arranqué por fin. Se quedó callada, y no se inmutó. Entonces un repentino vacío se adueñó de mi cabeza, y me sentí como mareado; la habitación me daba vueltas. La acababa de cagar. Había traspasado una frontera. Su silencio y quietud se prolongó un tiempo que me pareció eterno. Continuaba pegada a mí: su nuca en mi cara, mi mano en su pecho, y su pierna entre las mías. Mi polla seguía pegada a su culo. Entonces me apartó y se movió entre las sábanas. Pensé que salía de la cama enfadada, y que se iba. Pero no. Entonces me di cuenta: se estaba desnudando, se había quitado el camisón y se estaba bajando las bragas. - Ven aquí, tesoro –me invitó. Estaba boca arriba, con las piernas abiertas ya. Me coloqué encima de ella, corveé, y me acogió con cariño. Su cálida vagina albergó a la perfección mi miembro, que comenzó a entrar y ...