-
Julián
Fecha: 22/10/2025, Categorías: Hetero Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30
Julián, un joven bogotano de 27 años, decide darle un giro a su vida. Luego de años trabajando en una oficina de contabilidad, siente que su rutina lo está agotando. Con los ahorros que ha acumulado, se inscribe en un diplomado de gastronomía, un sueño que ha tenido desde niño pero que siempre dejó de lado por “ser poco práctico”. Entre balances y facturas, ahora pasa sus tardes en una cocina aprendiendo técnicas que lo apasionan. Mientras sigue trabajando en la oficina para mantenerse a flote, Julián comienza a experimentar con pequeños emprendimientos. Un día, decide vender postres caseros entre sus compañeros de trabajo. Lo que empezó como un experimento se vuelve un éxito: sus cheesecakes de frutos rojos y brownies con arequipe se agotan cada semana. Motivado por el apoyo de amigos y clientes, se atreve a dar un paso más grande: alquila una pequeña cocina compartida y empieza a vender en redes sociales. Después de meses de trabajo duro y sacrificios, Julián toma la decisión más difícil de su vida: renunciar a su trabajo fijo y dedicarse de lleno a su negocio gastronómico. Abre una cuenta en Instagram para promocionar sus productos y empieza a recibir pedidos de desconocidos. El miedo al fracaso lo acompaña, pero también la emoción de estar viviendo su sueño. Su madre, al principio escéptica, se convierte en su mayor apoyo, ayudándolo a preparar pedidos en las madrugadas. El negocio despega. Julián contrata a su primer ayudante y empieza a recibir propuestas ...
... para colaborar con cafeterías en Bogotá. Sin embargo, el éxito trae consigo estrés y cansancio. El peso de la responsabilidad es grande, y por momentos duda si tomó la decisión correcta. Un día, en medio del agotamiento, un cliente le envía un mensaje: “Tus postres me alegran los días, gracias por lo que haces”. Es el recordatorio que necesita para seguir adelante. A los 32 años, Julián inaugura su primer local propio en Chapinero. Con un letrero sencillo que dice «Dulce Bogotá», su pequeña pastelería se convierte en un punto de encuentro para quienes buscan un buen café y un postre especial. —Hijo, felicidades, tienes un próspero negocio aquí —le dijo su madre un día al visitarlo. —Todo esto es gracias a ti, mamá, porque me apoyaste con una decisión complicada —respondió Julián con una sonrisa agradecida. —Si algo siempre admiré de ti fue tu gran dedicación. Acabas de cumplir un sueño que tenías —dijo su madre con orgullo, mirando a su alrededor. Julián suspiró, conmovido por sus palabras. Se acercó a ella y tomó sus manos con suavidad. —Mamá, sin ti no lo habría logrado. Cuando decidí dejar mi trabajo, tenía miedo, pero tú nunca dudaste de mí. Me recordaste que los sueños valen la pena, por difíciles que sean. Su madre sonrió y le acarició la mejilla. —Porque siempre supe que ibas a lograrlo, hijo. Y mírate ahora… Este lugar no solo es un negocio, es tu pasión hecha realidad. Julián miró a su alrededor, viendo a los clientes disfrutar sus postres, a su equipo trabajando con ...