1. El tatuado Parte 6


    Fecha: 26/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Lanfasone1, Fuente: TodoRelatos

    EL TATUADO Parte 6
    
    Mis ojos debían acostumbrarse a ese cuadro, a esa nueva escenografía, al principio solo escuché unos gemidos, roncos, sentidos, no los reconocí de inmediato pero eran de Adriana. Nunca pensé que una mujer podía gemir distinto según con cada hombre.
    
    Era una cama matrimonial, cutre, mediocre y la cámara o lo que sea que filmaba estaba a los pies de la cama, se veía el cabecero y la pared desnuda y un empapelado antiguo.
    
    Y sobre la cama el cuerpo de ella, de Adriana, mi esposa, transversal a la cámara y entre sus piernas la cabeza canosa de German, le estaba comiendo el coño, por eso ella gemía, y las piernas poderosas, todavía con las sandalias doradas puestas y la mini falda vaquera enrollada a la cintura, así había salida ella de casa ese día, cuando casi no hablábamos.
    
    Las piernas eran de una tersura increíble, la piel tan lisa y reluciente, bronceada, el suave moreno de su piel con ese bronceado incipiente de los fines de semana en las sierras y la camisa blanca, desabrochada, abierta y el esforzado sujetador también de encaje, blanco, contrastando con el suave moreno de los senos, que se agitaban, inquietos, dos montañas de carne esponjosa y suave y caliente, carne tibia de esos senos, que eran una delicia, con pequeñas venas azules que se traslucían y algún pequeño lunar también y Germán estiró una mano y acarició un pecho, en forma ruda, algo torpe, apretó una tetaza y luego le dio como un pequeño bofetón, con ansiedad y la boca pegada ...
    ... sobre el coño, con el tanga corrido hacía un costado.
    
    Y entonces me di cuenta que Germán estaba completamente desnudo, su enorme polla en estado de erección y todo su cuerpo estaba cubierto de tatuajes, era verdad eso, en las piernas tenía como unas estrellas deformes, grandes, de distintos tamaños, brotando en la piel como hongos alucinógenos, todos los dibujos de sus tatuajes parecían sacados de una pesadilla, luego sabría que correspondían a los propios dibujos que él hacía sobre un papel, dejando rodar el boli absurdamente, sin sentido aparente.
    
    El dulce rostro de Adriana, con los ojos cerrados, ese rostro que irradiaba paz y dulzura y una sensualidad estilizada y noble, pero ahora así con los ojos cerrados parecía estar sufriendo ella misma una pesadilla, como si quisiera despertarse, como si estuviera dormida y soñara despierta y su cabeza iba de un lado a otro, pegando contra el colchón y su cuerpo se arqueó y él la atrajo hacía si, un poco violentamente, para que no se le escape y la boca siempre sobre el coño, mordiendo el clítoris, lamiendo los hermosos labios vaginales, con la boca encharcada y mojada de los propios flujos de mi esposa y de las babas y saliva de la boca grosera.
    
    Entonces desperté de la pesadilla, escuché la respiración relajada y tranquila de mi esposa. Y la miré en la penumbra del cuarto y vi su perfil delicado con la pequeña naricita y los ojos cerrados, los párpados abovedados y pesados, la hermosa boca carnosa.
    
    Esa boca que había mamado ...
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