1. Alex, 18 años, casi Alexia de tan lindo (7)


    Fecha: 10/02/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... libertad y se atrevió a preguntar con un hilo de voz:
    
    -Se… señora, ¿habló con ellos?...
    
    -Sí…
    
    -¿Y qué le… qué le dijeron, señora?...
    
    -No hubo caso, quieren carne nueva… -dijo la matrona jugando con la desesperación que se expresaba en el rostro del jovencito y sólo cuando lo advirtió a punto de romper en llanto le contó la verdad. El rostro de Alex fue entonces una máscara que iba cambiando para expresar las distintas sensaciones que invadían sucesivamente su ánimo: alivio, alegría, duda, hasta que por fin se animó a hablar mientras sentía un nudo en el estómago y le costaba respirar.
    
    -¿Voy a… voy a ser… a ser suyo de verdad?... ¿No me… no me van a echar?
    
    -No te van a echar, ya te lo dije. Vas a ser mío.
    
    -¿Usted va a ser mi… mi Ama?...
    
    -Exactamente, y tengo planes para vos…
    
    -¿Y dónde me va a tener? ¿Usted… usted vive acá, señora?...
    
    -Sí, tengo mis dependencias acá y ahí te voy a tener. Voy a comprar un futón para ponerlo en el living y hacerte dormir ahí. –detalló aunque reservándose los aspectos centrales de su plan.
    
    El chico pareció meditar durante un momento y luego preguntó con tono apenas audible:
    
    -¿Y usted me… me… me va a usar, señora?...
    
    -Ligia rio entre dientes y preguntó a su vez, entre divertida y excitada:
    
    -¿Me estás preguntando si voy a seguir dándote dedos y consolador?
    
    El chico asintió con la cabeza mientras las mejillas le ardían de vergüenza.
    
    -Eso te gustaría, ¿eh, putito?
    
    Lo admitió con la cabeza, incapaz de ...
    ... articular palabra alguna en tanto se iba excitando cada vez más.
    
    -Decilo. –le exigió la mujerona. Alex tragó saliva varias veces, carraspeó y finalmente pudo murmurar:
    
    -Sí… me… me gustaría…
    
    --Qué te gustaría, putito? –preguntó retóricamente Ligia, que disfrutaba humillándolo.
    
    -Que usted me… que usted…
    
    -Que yo ¿qué, nene putito? –lo apuró y era tal el goce erótico que estaba experimentando que comenzó a mojarse. Le resultaba inconmensurable el placer que sentía en ese momento, con el chico arrodillado ante ella y mirando obstinadamente hacia abajo.
    
    -Que usted me… me dé dedos y… y el… el consolador…
    
    -Ahá… ¿qué te los dé por dónde?
    
    Era tal la tensión que el chico sentía atormentado sicológicamente por la matrona que se le hacía difícil controlar los sollozos que pugnaban por estallarle en la garganta. Por fin pudo decir, con un gran esfuerzo:
    
    -Por… por la cola…
    
    -¡Muy bien, nene putito! ¡Muy bien!... Claro que te voy a dar dedos y el consolador por ese lindo culo de putito que tenés, pero ahora comé que en un rato te vengo a preparar para los Amos. –concluyó Ligia y corrió a masturbarse en sus dependencias: comedor, dormitorio, baño y cocina ubicadas en la planta alta de la mansión, próximas al cuarto donde tenían a Alex.
    
    Más tarde, ya relajada, llamó a su amante.
    
    -Mara…
    
    -Ah, sos vos, me tenías abandonada…
    
    -No, tonta, mucho trabajo acá en la mansión, pero quiero verte y te adelanto algo: me regalaron al chico, ¿te acordás de él, cierto? Lo ...
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