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Aventuras con mi hijastra la excursión
Fecha: 03/11/2025, Categorías: Hetero Incesto Sexo con Maduras Autor: SERRANO V4, Fuente: SexoSinTabues30
... joven con una sonrisa amable, atendió una por una a las colegialas y escaneó cada artículo con profesionalidad. Al finalizar la compra, la cajera metió cuidadosamente las prendas en tres bolsas separadas. Entregó una bolsa a Michelle, quien la tomó con una sonrisa de agradecimiento y curiosidad, echando un vistazo al interior. Luego le dio otra bolsa a Camila, quien la recibió con una expresión de alegría y la abrazó contra su pecho. Finalmente, la última bolsa fue para Astrid, quien la tomó con una sonrisa pícara y una mirada rápida hacia mí, como si quisiera abrazarme en ése momento. Salimos de «Intimates & More» y nos dirigimos al estacionamiento del centro comercial, las tres chicas charlando animadamente sobre sus nuevas adquisiciones. Una vez en el coche, la energía era palpable, con risitas y comentarios sobre las compras. Michelle rápidamente se dirigió a la puerta delantera y, antes de que Astrid pudiera reaccionar, preguntó con una sonrisa dulce: «Astrid, ¿te importa si me voy adelante con Papi esta vez?». Michelle rápidamente se dirigió a la puerta delantera y, antes de que Astrid pudiera reaccionar, preguntó con una sonrisa dulce: “Astrid, ¿te importa si me voy adelante con Papi esta vez?”. Astrid suspiró ligeramente, con una sombra de decepción cruzando su rostro. “Está bien”, respondió con un tono que denotaba una resignación forzada. Se encogió de hombros levemente y se deslizó hacia el asiento trasero, junto a Camila. Michelle se acomodó en el asiento ...
... delantero, sin percatarse de que, en su entusiasmo por ser la primera, su falda se había deslizado considerablemente hacia arriba, dejando una generosa porción de sus muslos al descubierto, llegando incluso a mostrar su pubis. Michelle se giró hacia mí con una sonrisa algo nerviosa. «Papi, ¿me podrías prestar tu teléfono un momentito? Es que no tengo saldo y necesito avisarle a mi mamá que ya vamos para allá… así no se preocupa.» Michelle tomó mi teléfono con sorprendente agilidad, desbloqueó la pantalla y marcó el número de su madre. Su conversación fue concisa y tranquilizadora: “Sí, mamá, soy yo… Todo bien por aquí… Ya estamos en camino… Sí, casi llegamos… Un beso grande”. Sin embargo, antes de devolverme el aparato, realizó una acción inesperada: marcó rápidamente su propio número y colgó la llamada casi al instante. La primera en irse a casa fue Camila. Al detener el coche frente a su puerta, se despidió dando besos en la mejilla a sus amigas, incluyéndome a mí, abrazó a Astrid y se despidió. “¡Nos vemos mañana!”, dijo antes de entrar corriendo a su casa, aún sosteniendo su bolsa de “Intimates & More”. Unos minutos después, llegamos a la casa de Michelle. Su despedida fue similar: un beso rápido en mi mejilla, seguido por el abrazo de Astrid al descender del auto para despedirla. Luego, Astrid rodeó el vehículo y se deslizó hacia el asiento del copiloto. “¡Gracias de nuevo, Papi!”, me dijo Michelle con una sonrisa brillante antes de desaparecer tras la puerta, abrazando su bolsa ...