-
Promoción del 93. Capítulo 34
Fecha: 03/11/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: MujerQueDesea, Fuente: TodoRelatos
La noche era suave y clara, de esas que permiten caminar sin prisa por las calles de Albacete sin pensar en el tiempo ni en las cosas que quedaron sin hacer. Sonia había propuesto la pizzería DITALY, cerca del Altozano, y Félix no puso reparos. Le apetecía salir, aunque no terminaba de entender hacia dónde iba esa cena. Sonia llegó puntual, como siempre. Llevaba un vestido color berenjena que dejaba al aire sus brazos delgados y bien torneados. El pelo corto, negrísimo, peinado con gracia. Era una mujer menuda, de rostro expresivo y unos ojos vivos que se posaban con atención en lo que el otro decía. Nunca había estado casada, y según contaba, ni siquiera se le había pasado por la cabeza. Su vida giraba en torno a su trabajo en una inmobiliaria del centro, su madre viuda, sus libros de poesía y sus escapadas de fin de semana a casas rurales con amigas. —No sé si soy rara o simplemente me adapté a mi modo —dijo riendo mientras hojeaban la carta. Félix pidió una pizza de burrata y trufa, que alguna vez cenó con Aurora. Apenas la mencionó, un pequeño escalofrío le subió por la nuca. Sonia eligió una de gorgonzola y pera, y brindaron con un vino blanco frío. Durante la cena hablaron sin máscaras. Sonia era buena conversadora, sabía cuándo callar y cuándo lanzarse con preguntas atrevidas. —¿Sigues enamorado de Isabel? —preguntó de repente, justo cuando él daba un sorbo al vino. Félix tragó despacio, buscando palabras que no fueran ni falsas ni excesivamente ...
... sinceras. —No, y creo que hoy por hoy ya lo digo tajantemente. —¿Y Aurora? —Aurora fue otra cosa. Con ella hubo... tiempo. Cotidianidad. Complicidad. La echo de menos, sí. Bastante más de lo que querría admitir. Sonia lo miró sin juicio. Luego apoyó los codos sobre la mesa, inclinándose un poco. —¿Sabes que yo también estuve con Héctor? Félix la miró con sorpresa. —¿Cómo? —Hace años. Mucho antes de que fuera el hombre que es ahora. Una semana que estuvo por aquí justo después de dejarlo con Isabel. No duró. Pero sí, yo también caí. Tiene algo... o tenía, mejor dicho. Esa mezcla de seguridad, arrogancia y ternura falsa que algunas confundimos con intensidad. Yo también era una estúpida por esa época. —No me lo esperaba… Y nunca has sido una estúpida. Él ha tenido siempre gancho —dijo él. Héctor había estado por todas partes, como un viento que lo removía todo. —No te juzgues por lo de Aurora, Félix. Ni te tomes a pecho lo de Isabel. Cada uno carga su historia como puede. Tú solo estás... cansado, me parece. Y eso no es pecado. Salieron del restaurante con el estómago lleno y los ánimos más livianos. Caminaron por la calle Tejares en dirección a la heladería Piacere Gelato del Giorno, donde la cola para los cucuruchos de pistacho y stracciatella doblaba la esquina. —¿Pistacho? —preguntó ella. —De acuerdo —dijo él. Se sentaron en un banco cercano, con las tarrinas de helado entre sus dedos. Sonia hablaba de su infancia en el barrio del ...