Me acuesto con mi grupo de amigas - Relatos Eróticos

Me acuesto con mi grupo de amigas

Todo comenzó cuando entré a trabajar en ese restaurante de la ciudad. Era el pana nuevo, el que siempre tenía un chiste o un piropo pa’ romper el hielo. El detalle? Puro personal femenino, todas en sus 18-19 años como yo en ese entonces. Ahí estaban las chamas: una con unas tetas que parecían de revista, dos flaquitas pero con unos culotes que no mentían, y la última… bueno, esa era la obra completa.

Yo, la verdad, no me creo ningún galán – bajo y no precisamente dotado como un toro, pero el gym me ha ayudado. Con el tiempo, la confianza creció y empezamos a hablar de cualquier vaina, incluso de nuestras fantasías sexuales. Llegamos al punto de besarnos y hasta mostrarnos fotos desnudas pa’ darnos cumplidos.

Los besos se volvieron calientes, tan intensos que terminábamos desnudos, tocándonos mientras las otras miraban. Todos mojados, todos prendidos como motores en marcha.

El punto de no retorno fue en el cuarto frío del trabajo. Una de ellas y yo nos lanzamos sin pensarlo dos veces. La adrenalina de que nos pudieran pillar en cualquier momento hizo que terminara dentro de ella – y a la chama le encantó.

Cuando las otras se enteraron, el juego subió de nivel. Cada una tenía su especialidad: una me chupaba como si su vida dependiera de eso, las otras con esos culos monumentales me tenían acabado en minutos. Siempre adentro, siempre sin protección.

Hasta que un día les solté: «¿Y si hacemos esto más interesante?». La orgía fue cosa seria – noches de puro desenfreno donde experimentamos de todo. Hoy? Seguimos en la misma, viéndonos solo pa’ coger como condenados. Nada de sentimientos, pura acción. Ellas piden, yo entrego, y todos salimos más que satisfechos.