1. Frente a mi marido


    Fecha: 03/11/2025, Categorías: Voyerismo Autor: Selene, Fuente: CuentoRelatos

    ... totalmente afeitada. Cuando me vio yo seguía tumbada en la cama, me levanté y me puse delante de él.
    
    Sebastián nos presentó y habló del tema.
    
    -Entonces… ¿Empezamos? -Dijo mi marido mirando nerviosamente a ambos-.
    
    -Si la chica quiere. -Dijo el hombre que se llamaba Robert-.
    
    -¿Quieres cariño?
    
    Me quedé mirándole fijamente a mi marido.
    
    -Si, adelante.
    
    Sebastián se sentó en un sillón encarando la cama y a nosotros dos. Robert se fue quitando la camiseta blanca que estaba ceñida a su fornido torso. Yo me arrodillé y le fui quitando el cinturón para luego bajarle el pantalón, dejándole en boxers. Se le marcaba la polla muy exageradamente, veía un bulto enorme en su bóxer que palpitaba y que se hacía cada vez más grande, con la puntita sobresaliendo un poco. Robert se quitó los zapatos y echó los pantalones a un lado.
    
    Cuando le quité el calzoncillo su pene rebotó y su glande se quedó apuntando a mi cara. Era una polla enorme, circuncidada y muy venosa, fácilmente alcanzaría los 20 cm. Miré a Sebastián, él tenía una mano encima del pantalón masajeándose levemente el pene mientras que con la otra estaba grabando con el IPhone. Volví la mirada a Robert, quien parecía impasible. Agarré su miembro y me metí su glande en la boca. Era muy grueso y estaba mojado, fui metiéndome el pene cada vez más adentro de mi boca para dejarlo totalmente lubricado con mi saliva. Me encantaba hacer mamadas, notar la rugosidad y las venas de los penes era algo que me ponía muy muy ...
    ... caliente.
    
    El pene de mi marido me entraba entero en mi boca pero con el de Robert apenas podía, no solo por lo largo que era sino por lo grueso que lo tenía. Mi mamada fue apasionada e intensa y se notaba que al hombre le estaba encantando. Él me agarró del cabello y me lo apartó para facilitarme el oral, luego con su gruesa mano fue empujando mi cabeza hacia él para que su pene entrase hasta el fondo de mi garganta. Su glande tocó más allá de mi campanilla, tuve que aguantar la respiración varias veces y al sacar su pene lo dejaba bañado en babas. Lo hizo tantas veces que comencé a lagrimear pero me encantaba ser ahogada con su polla dentro de mí.
    
    Tras hacerle un oral de 10, el hombre me hizo señas de ir a la cama. Yo sin dudarlo acepté. Me puse en cuatro, él me giró y me encaró a mi marido quien estaba expectante de todo. Me apartó el tanga hacia un lado dejando mis labios al descubierto. Comenzó a lamerme el coño que ya lo tenía mojado por la mamada. Su oral fue fantástico, no gemí tanto pero la sensación de placer fue suficiente como para soltar algunos sonidos. Sebastián se quitó los pantalones y comenzó a masturbarse lentamente mientras nos miraba y grababa. Yo, por algo de vergüenza, no le miraba.
    
    Cuando Robert acabó de comerme el coño acercó su glande a mi vulva, arrastró la punta por mis labios y lentamente fue penetrándome hasta llegar al fondo de mi vagina. Disfruté todo el proceso de la penetración, me encantó sentir su gran polla empalándome hasta tocar ...