1. El bar de la perversión V.


    Fecha: 27/11/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Sexo en Grupo Autor: GordMadrid, Fuente: SexoSinTabues30

    El bar estaba abierto al público aunque no había mucha clientela. Ricardo, el pequeño Ángel, Sandra y yo éramos los únicos clientes. Estábamos sentados en una mesa como una bonita familia. Los críos merendaban mientras su tío y yo disfrutábamos de unas jarras de cerveza. La niña tenía un biberón, especial de la casa, con droga sedante y leche que el propio dueño, Fermín, se había sacado sólo para ella. La niña tenía dos años y medio y estaba aprendiendo a hablar, demasiado para nuestro gusto. Pero era una niña pizpireta y feliz, muy curiosa, como todos los niños de su edad. A esa niña nos la habíamos follado todos los que estaban en el bar y hoy no iba a ser diferente. La niña disponía de hombres de todos los gustos, desde el mancebo de 13 años de su hermano hasta el obeso dueño del bar de 66 años. El más guapo de todos era Ricardo, su tío, un buen chaval sin nada en especial pero con todo en su sitio. Buen cuerpo, buena polla… No podía pedir nada más. El que había cambiado, evidentemente era Ángel. Su cuerpo estaba algo más desarrollado, sus brazos más largos, haciéndole parecer un poco una caricatura, con su cuerpo aún conservando su estatura anterior. Pero en la mirada y en su cara se le notaba la pubertad. Un vicioso salido con acné y algún grano, delgaducho y blancuzco. La polla le había crecido, ya apuntando maneras. Al ver ese boceto de hombre nadie pensaba en aquel momento que iba a dar tanto que hablar. Fermín se había hecho gran amigo nuestro al presentarle a ...
    ... Sandra. Nada une más a una cuadrilla que los secretos compartidos y en ese bar estábamos todos pringados de secretos. Estábamos ese día en el bar para que Ángel y Fermín se presentaran. Le contamos que era el que más disfrutaba de la nena al vivir con ella. No sabíamos con certeza lo que le hacía a solas, aunque nos comentaba como le gustaba mucho más por detrás que por delante. De tanto uso y abuso la niña lucía un coño ya rojo, abierto, con los labios formando un óvalo dejando espacio a su agujero roto. Aún no sabíamos como la madre no había investigado nada, pero nos aprovechábamos de nuestra suerte. La niña en ese momento estaba sentada encima de la mesa, entre nuestras consumiciones, con el biberón en las manos a medio terminar. No llevaba pañales ni ropa interior. Su vestidito no tapaba apenas las piernas, para facilitar el rápido cambio de pañales. Su entrepierna estaba en contacto con la fría mesa, y nuestras miradas se escapaban con frecuencia a ese valle tan visitado. La conversación era animada y cambiábamos de tema con alegría, sin importarnos que el bar estuviera abierto al público, entre temas de actualidad, aficiones de Ángel y de follar con putitas (otra afición de ángel, definitivamente). Fermín nos agasajaba con alguna historia de su pasado, y empecé a pensar que este hombre engalanaba la realidad. No mentía, a la vista estaba su maña, pero todo en sus historias era demasiado perfecto, demasiadas coincidencias, demasiadas putas deseosas de hacer cosas que ...
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