1. El dueño Parte 4


    Fecha: 15/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Lanfasone1, Fuente: TodoRelatos

    ... empitonada.
    
    _Irina, no quiero que vayas a Barcelona el próximo fin de semana_ dije
    
    _Pedro……._dijo ella suspirando y me abrazó.
    
    _Haremos lo que tú digas_ dijo en mi oído.
    
    Me pareció escuchar un ruido detrás de mí, me giré pero no vi a nadie, Irina me miraba expectante.
    
    _ ¿Por qué no puedes dormir?_ dije
    
    _La excitación del juego, supongo_
    
    _Como cuando jugabas tenis_ dije
    
    Recordé que a ella le costaba conciliar el sueño luego de un partido de tenis muy intenso.
    
    _Pedro, te amo….quiero que lo sepas….has sido muy bueno conmigo…._ dijo ella y me rozó el brazo con la punta de los dedos.
    
    Me pareció de mal augurio esa frase, como si se estuviese despidiendo de mí.
    
    Luego fuimos a nuestro cuarto, al llegar al pasillo vi que asomaba luz por debajo de la puerta del cuarto de Julen.
    
    Traté de pensar en otra cosa en cuanto llegamos a Madrid, casi había convencido a Irina de que no fuera a Barcelona, ella parecía darme la razón ahora, incluso en cuanto a su percepción de los hechos había cambiado de parecer.
    
    _Si, tienes razón, fue un poco descortés contigo, debiste sentarte a mi lado durante la cena_ me dijo.
    
    Pero cada tanto mi mente volvía a esa imagen de ella, de pie, apoyado el soberbio culo sobre la encimera, con el vaso de leche en la mano, su vientre plano desnudo, el coño marcándose en el pantalón del pijama, las tetas empitonadas debajo de la camiseta.
    
    ¿Había estado Julen con ella unos momentos antes?
    
    En medio de ese torbellino de ideas ...
    ... que me rondaban por la cabeza, en ese tembladeral que estaba sintiendo bajo mis pies, mi tío Eduardo me llamó a su despacho y me pidió que viajara a Paris.
    
    Un futbolista español que la agencia representaba debía arreglar su nuevo contrato.
    
    Era raro porque hacía tiempo que solo trabajaba desde Madrid y me dedicaba casi en exclusividad a los contratos de Irina, pero no podía negarme a nada que mi tío me pidiera.
    
    Así es que viajé, con una sensación opresiva en el pecho, eso fue un miércoles por la tarde.
    
    Irina no actuaba de forma completamente normal conmigo, la notaba rara, distraída, como si me ocultase algo.
    
    Le pregunté si quería viajar a París conmigo pero no quiso hacerlo.
    
    La ciudad me recordaba a Irina todo el tiempo, incluso me alojé en el hotel de siempre, donde tantas veces había estado con ella, durante seis años había compartido con ella esas semanas de Roland Garros, esa esperanza renovada de alcanzar la gloria, que siempre fue frustrada.
    
    El jueves por la mañana tuve una reunión con los directivos del club y con mi representado.
    
    Al regresar al hotel, decidí tomar una copa para relajarme, me acodé en la barra y al girar la cabeza vi allí a Henrí Lacombe, con su pelo liso cayéndole sobre los ojos, un hombre ya maduro que conservaba rasgos de adolescente, como ese pelo de los años setenta, un poco de tripa pero todavía un porte de deportista en los brazos musculosos, en la postura.
    
    Nos miramos, creo que no me reconoció, nunca habíamos hablado ...
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