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En el trastero del parking… me pilló vestida
Fecha: 16/12/2025, Categorías: Transexuales Autor: Alfaro, Fuente: TodoRelatos
Bajé al parking comunitario con una bolsa y el móvil. La excusa era “buscar unas cosas al trastero”, pero en realidad quería darme un capricho: vestirme como me gusta, sin que nadie lo sepa, y hacerme unas fotos para mí. El eco de mis pasos resonaba en el cemento. Entré, cerré la puerta y abrí la bolsa: vestido negro muy corto y ceñido, medias con liga, taconazos que hacían un clic seco en el suelo, tanga mínimo, sujetador relleno y mi peluca rubia. Un poco de pintalabios rojo y ya no era yo… era la versión de mí que me pone duro verme en el espejo. Puse el trípode, activé la cámara y comencé a posar, jugando con el bajo del vestido para enseñar un poco más de muslo, girando la cadera, dejando que el flash captara cada detalle. Fue entonces cuando escuché pasos. La puerta del trastero se abrió y apareció él: un vecino con el que solo había cruzado un par de saludos. Se quedó mirándome fijamente, de arriba abajo, con una media sonrisa. —Joder… no esperaba esto —dijo cerrando la puerta tras de sí. No dije nada. Me quedé quieta, sintiendo cómo sus ojos recorrían mis piernas, el borde del vestido, el contorno de mi culo bajo la tela. Dio un paso, luego otro, hasta quedar tan cerca que podía oler su colonia mezclada con el olor a humedad del lugar. —Estás para comerte —susurró, y su mano se posó firme en mi cadera. Me apretó un poco hacia él, y sentí claramente su erección contra mí. Se inclinó para rozar su boca en mi oído y me dijo con voz ...
... grave: —Arrodíllate. Obedecí. El sonido de mis tacones contra el suelo del trastero me parecía un tambor que marcaba el ritmo de lo que iba a pasar. Abrí su pantalón y me encontré con su polla dura, gruesa y palpitante. La agarré con una mano y la lamí despacio, desde la base hasta la punta, antes de meterla en mi boca. Él soltó un suspiro, y yo empecé a mamar más rápido, sintiendo cómo se tensaba. Los sonidos húmedos de mi lengua y sus jadeos se mezclaban en el eco del parking. Me sujetaba de la nuca para marcar el ritmo, y cada vez que lo tragaba entero, gruñía bajito. Cuando estuvo a punto, me levantó de golpe agarrandome del brazo y me giró contra la pared. Levantó mi vestido hasta la cintura y apartó el tanga a un lado con una mano firme. Sentí la punta caliente de su polla buscando mi entrada y, de pronto, me penetró con fuerza. Un gemido se me escapó sin poder contenerlo. Me agarró fuerte de las caderas y empezó a follarme duro, empujando una y otra vez, llenándome por completo. El frío de la pared en mis manos contrastaba con el calor intenso que sentía dentro. —Qué culo tienes… —jadeaba en mi oído mientras aceleraba el ritmo. Cada embestida me hacía temblar las piernas. Sentía cómo el tanga seguía estirado a un lado, las medias rozando mi piel, su pelvis golpeando contra mi culo una y otra vez. El morbo de que cualquiera pudiera bajar y encontrarnos así nos tenía a los dos al límite. Sus gemidos se volvieron más profundos, sus manos apretaban mis caderas con ...