Con la puta de Zule (2) - Relatos Eróticos

Con la puta de Zule (2)

... inmediatamente detuve un taxi para pedirle que nos llevara. En el camino me explicaba que llego un poco tarde porque su mama quería ir a dejarla a la escuela y que no hallaba como zafarse de eso, así que invento que vería a su novio en la avenida y que él la llevaría. Ya que llegamos al negocio de mi hermano pague el taxi, bajamos y entrando comenzamos a besarnos. La entrada de la calle hacia el negocio tiene un pasillo largo y frio y después hay que dar una pequeña vuelta a la derecha para encontrarse con otra puerta, la cual, da a la parte trasera del negocio, que es en donde hay una cama, artículos de papelería, una pequeña barra con una estufa solo para poder calentar lo más indispensable y un sillón. Al entrar al pasillo ya estábamos besándonos y rápidamente metí mi mano debajo de su falda para poder agarrar esas ricas y enormes nalgas que tanto deseo me causaban, para mi buena sorpresa la muy puta no llevaba esa horrible lycra negra y en su lugar llevaba puesta una rica tanga de hilo dental que enrede en uno de mis dedos mientras de la mano izquierda para después agarrar una nalga con cada mano y así cargarla hacia mí. Ella inmediatamente abrió las piernas y me abraso la cintura con ellas apretándome fuertemente mientras colocaba sus brazos alrededor de mi cuello y me besaba con mucha locura. Su lengua se metía en mi boca, sus brackets pegaban con mis dientes y nos mordíamos la lengua con mucha calentura y deseo. Así recorrimos el pasillo hasta que llegamos a la puerta ...

... que da acceso a la pequeña sala, soltó mi cintura y mi cuello y tome las llaves para abrir la puerta. Ya estando dentro dejamos su morral y su carpeta en una mesa que hay e inmediatamente me dijo: -Vamos a la cama papi que no tendremos mucho tiempo. Fue ella quien subió primero a la cama y se puso en posición de perrita diciéndome que ahora si nos disfrutaríamos sin ningún problema. Rápidamente me coloque frente a ella comenzó a desabrocharme el cinturón del pantalón, me tocaba la verga y me decía: -Que rica verga tienes, me la voy a comer toda. Me desabrocho el cinturón y el pantalón y con la boca me mordía por encima del pantalón. Yo estaba en la gloria ya que siempre me ha gustado que las mujeres sean así de cachondonas y putonas para hacer las cosas. Sonreía malvadamente y no me apartaba los ojos de los míos, me guiñaba un ojo y me acariciaba la verga. Su mirada lo decía todo, de esas miradas de deseo que uno como hombre piensa “esta es una puta cabrona”. Ya que por fin quedo al aire mi verga Zule la tomo con su mano, la vio de una forma en que nadie la había visto antes ya que la levanto, la hizo a un lado, luego al otro, luego me miro los huevos, los acaricio, hizo hacia atrás mi prepucio (ahora ya tengo la circuncisión), vio el lunar que tengo en la punta de la verga, la soltó y vio que no se inclina ni hacia la izquierda ni a la derecha, recorrió mis venas con la punta de su dedo. Sin mentir creo que se quedó viéndola como 5 minutos hasta que sonrió de que la estaba ...