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Bocas ardientes
Fecha: 24/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Eunoia, Fuente: CuentoRelatos
Se irguió con los dos codos apoyados sobre el colchón y le dijo: Bésame; quiero sentir en mi boca el sabor de mi coño. Matías sacó su lengua del orificio chorreante y despegó sus labios de la carne cálida de los labios vaginales de Trini. Tenía en sí el olor de la suave vulva de ella y lo aspiró con deleite. Estaba arrodillado en la parte baja de la cama. Se apoyó en la almohada en que Trini tenía apoyado el culo erguido en ella y los muslos abiertos. La excitada mente de Matías anticipaba imágenes que le ponían cachondo, antes de bajarle la braga malva de encaje a Trini y ver su chocho rasurado, salvo una erótica raya vertical que se iniciaba en el vientre y llegaba justo al declive por el cual el clítoris asomaba con su forma de fruto carmesí, muy salido, grueso, carnoso y llamativo; antes de estirar lateralmente de la tela, que se enrolló bajando hacia los muslos, le vino a la mente la carne hinchadita y de color calabaza de un mejillón, con sus delineados bordes oscuritos, abiertas sus valvas y sujetas por la hendidura central. Se levantó y se agachó nuevamente; está vez para llevar sus labios húmedos de tibio flujo y saliva del interior de la vagina de Trini, a los de ella, que recibió los labios brillantes de él con su boca abierta y la lengua expectante. Le lamió los delgados labios con la lengua y tomó el labio inferior entre los suyos, chupándolo. La boca de Matías desprendía el olor sexual de ella, de su interior incandescente de deseo, humectante de ...
... fluido ligeramente salobre, eróticamente viscoso. Eso aumentó su fogosidad. Saboreó la mezcla de saliva y flujo, mientras chupaba la lengua de Matías y tragaba los fluidos. Matías tenía la polla como una dura vara ardiente. Mamarle el chumino a Trini le provocaba una erección fuerte, e inmediatamente se le llenaba el meato del líquido seminal. Ahora el glande estaba completamente empapado, desde el agujero hasta la corona lívida y gruesa del hinchado pene. Las bocas se chupaban y sorbían mutuamente. Las lenguas se enroscaban, se superponían, se buscaban, huían, se reencontraban, se dejaban morder suavemente. Disfrutaban de los besos sexuales incrementando su fuego. Matías bajó y agarró las tetas suaves de Trini. Las magreó con apretones intensos, como si quisiera extraer leche de los pezones rosados, de pequeñas aréolas de ella. Si las cogía entre los dedos, casi podía introducir cada seno en su boca. Chupaba con fuerza, metía los conos de los pezones alternativamente entre los labios, los sorbía y tiraba de ellos con fuerza. Los botoncitos redondos estaban enhiestos. Trini gemía, volvió a dejarse caer sobre la cama. Sentía oleadas de licor sexual desparramándose desde lo hondo de su vagina hasta los abiertos labios verticales, distendido su túnel de penetración. Matías volvió a su vientre, lo acarició y lamió el botón erecto de su clítoris. Introdujo un par de dedos en la cavidad lubricada. Notó el ardor interior de aquel coño abierto que pedía besos; ser lamido, ...