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El probador
Fecha: 26/12/2025, Categorías: Hetero Autor: Karl058, Fuente: TodoRelatos
Aunque hacía tiempo que lo deseaba, aunque había soñado varias veces con ello, el estar allí con ella mirando sujetadores, lo puso muy nervioso. Estaba excitado y eso le provocaba cierto dolor de cabeza porque no era un calentón cualquiera. En aquellos momentos había pocas mujeres, tal vez más dependientas que clientas y ella le pedía que eligiera uno que le gustara. Nunca había elegido un sujetador y todos le parecían iguales. Cuando veía uno elegante, se excitaba aún más y los nervios empezaban a sofocarlo hasta que no pudo más y él le pidió que se marcharan. Aquella decisión la dejó a ella fuera de lugar. ¿Después de lo que lo había deseado, ahora la dejaba así? No, aquello no era normal. Un hombre no deja a una mujer a las puertas del placer y luego se va. ¿Qué le pasaba a aquel hombre? Intentaba comprenderlo pero no podía. Sabía que era la primera vez para él, también para ella, pero eran adultos y eso no debería ser un problema. Se sintió tan mal que, durante todo el trayecto hasta la salida, no dijo nada. Lo que iba a ser una experiencia maravillosa, se estaba convirtiendo en una auténtica pesadilla. La tensión era patente, él no quería que ella se sintiera mal y por lo que parecía, la había fastidiado. Pero el corazón seguía golpeándole fuerte, seguía excitado, seguía deseando hacerlo y aquello no podía quedar así. La miró a los ojos pidiéndole perdón y ella, sonriendo, lo aceptó. Lo mejor era volver y empezar de nuevo. Esta vez, él lo vio todo diferente, ...
... tomó la iniciativa y enseguida encontró algo que le gustaba. Lo cogieron, esperaron que no hubiera nadie cerca de los probadores y entraron a uno de ellos. Tras cerrar la puerta, ella empezó a desnudarse y él a soltar uno de los sujetadores de la percha, pero era tal el nervio que tenía encima, que apenas pudo hacer nada. Ella tenía los pechos al aire y empezaron los besos apasionados. Sus manos la cogieron y la atrajeron contra él. Sus pechos lo estaban esperando, parecía que decían: cógeme, y eso hizo. Tras unos minutos de besos que parecieron unos segundos, ella se puso uno de los sujetadores sin copa, tal como él lo había elegido. Era precioso, transparente, sugerente, erótico. ¿Te gusta? Mucho. Pero me está un poco justo, parece que me crezcan los pechos por minutos. Voy a buscar uno más grande, dijo él. Fuera, las dependientas parecía que lo esperaban y una de ellas se abalanzó sobre él, le buscó lo que quería e incluso lo acompañó al probador. Gracias, ya está. La sonrisa de la dependienta lo decía todo, sabía lo que iba a pasar dentro y lo que pasó lo estaban deseando los dos. Sí, este me viene mejor, pero él la desnudó y ella hizo lo mismo con él, cogió el pene con su mano y su respiración se hizo más fuerte. Él estaba a punto de explotar cuando vio que la mano de ella cogía la suya y la acompañaba a su sexo para que la masturbara. Cada uno tenía el sexo del otro entre sus manos y, entre besos, hubo masturbaciones. Luego, ella despejó el banco donde había puesto la ...