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Tío y sobrina
Fecha: 15/02/2019, Categorías: Gays Autor: Danitza, Fuente: CuentoRelatos
Soy una chica de 19 años y lo que les voy a narrar a continuación es mi primera vez con una persona muy especial para mí. Él es mi tío. Tiene unos 40 años, de porte atlético, alto, de piel blanca y muy fuerte. Hace dos semanas vino de vacaciones y se quedó en mi casa, ya que mi papá es su hermano. Hace más o menos dos años que no lo veíamos y obviamente en dos años, cambié mucho. Cuando llegó, bajaron mis hermanos a saludarlo, ya que lo querían mucho y eran muy apegados a él, en cambio yo no mucho. Mi tío los abrazó, diciéndoles a cada uno de ellos que habían crecido mucho en estos dos últimos años, pero cuando me vio a mí, se quedó medio impresionado y solo atinó a decir “¡Dani!, estás hecha toda una señorita”, se acercó me abrazó fuerte y me besó en la frente. Me sentí temblar cuando sentí esos brazos fuertes alrededor de mi cuerpo. Comenzamos a caminar abrazados, mientras disponía que llevaran sus maletas dentro. Entramos a la casa y cuando quise separarme, no pude, ya que me atraía hacia él diciéndome que quería abrazar a su sobrinita. Lo vi normal, ya que eran más de dos años que no me veía. Nos sentamos en la sala con todos para que nos cuente algo del viaje, pero dijo que estaba un poco cansado y que quería subir a descansar un rato. Todos lo entendieron y aprovecharon para salir y hacer sus cosas. Mi papá me dijo que lo acompañara y le indicara el cuarto donde iba estar, ya que todos iban a salir, así que subí con él. Me decía que no podía creer cuánto había ...
... crecido y que de seguro tenía muchos pretendientes, a lo que le dije que no porque prefería estudiar que dedicarme a pensar en esas cosas. —¿No me vas a decir que no tienes novio? —me dijo. —No —le respondí. —Pero la verdad —me dijo— ¿cuántas veces follas en la semana? Yo me enrojecí y no sabía qué responder. Se dio cuenta de mi incomodidad y me dijo: —¡¡¡No puedo creer que, con ese cuerpo y esa cara tan linda, sigas siendo virgen!!! Discúlpame si te he puesto incómoda. Yo no respondía, ya que me sentía muy desconcertada. Él se acercó y me abrazó fuerte, sentía que perdía la respiración. Me presionaba la cintura hacia él… se sentía muy bien. Me dijo: —¿Te acuerdas cuando eras chiquita te daba besitos en la boca? —¡Sí! —le dije sonriendo pícaramente, lo cual me hizo perder la timidez. —Se alejó de mí y se recostó en su cama. Viendo esto le dije que, si quería algo, que no había ningún problema, a lo que respondió: —Sí, ven, échate aquí a mi lado para conversar. Yo media tímida no sabía si ir o no. Entonces se paró, se acercó a mí y me dijo que no tenga miedo, que no me iba a comer. Nos echamos juntos en la cama y nos pusimos a conversar de mis estudios, de la familia, y de otras cosas, hasta que tocó otra vez el tema y me dijo: —De verdad eres virgen. —Sí —le dije en un tono muy bajito. —Pero no tienes que tener vergüenza, si solo tienes 19 años. —Lo que pasa es que todas mis amigas ya no son vírgenes y yo, por más ganas que ...