1. Perversa vacación


    Fecha: 18/02/2019, Categorías: Sexo Oral Autor: carl2015, Fuente: CuentoRelatos

    ... preocuparnos en nada más… o al menos eso creía yo.
    
    Después de dormir la siesta y sabiendo que ese día estaba perdido, salimos a caminar con mamá por una especie de bosque que rodeaba la cabaña para conocer el lugar y ver el crepúsculo. Era realmente hermoso el lugar.
    
    Mamá estaba con una licra blanca de satín que dejaba traslucir una tanga negra con encaje que se le metía en la raya del culo, y una remerita corta roja que dejaba al aire su ombligo.
    
    Caminamos por un angosto camino de tierra y nos alejamos bastante de la cabaña, llegamos a un lugar donde había una casucha de madera muy precaria que parecía abandonada, afuera, en una destartalada silla estaba sentado un chico fumando, este era trigueño, y algo menor que yo, pelo medio corto y desordenado, vestido con una remera blanca raída y bermudas floreadas percudidas.
    
    Nos miró, mejor dicho miró a mamá y se levantó.
    
    Era bajito, casi 1.62 mts y extremadamente flaco, huesudo. Tenía el rostro semi pálido, nariz ganchuda con ojos hundidos, por su voz le echaba 16 años.
    
    Vino caminando hasta ponerse casi frente a nosotros, observé que miraba a mamá, y también me percaté que un bulto comenzaba a sobresalir entre sus piernas.
    
    Cuando le preguntó a mamá si estábamos perdidos, me di cuenta que le faltaban tres dientes y los que le quedaban eran de un color marrón amarillento.
    
    Mamá le respondió que no, que estábamos conociendo el lugar. El chico le dijo con una sonrisa desdentada y mirada penetrante que se ...
    ... imaginaba dónde estábamos parando. Ellos se saludaron amablemente mientras yo guardaba distancia de él, y pegamos la vuelta.
    
    Ya en mi cuarto pensaba en lo rápido que a se chamaco se le había formado ese bulto y en el tamaño, que era grande para su corta edad. La piel se me erizaba de imaginar lo que hubieran hablado o pasado si mamá hubiera estado con ese canijo a solas.
    
    Más adelante entendí por qué ese canijo era un negrete de mierda que se cogía a las turistas extranjeras que venían a vacacionar a esa playa. Pues sí, tenía una pijota, muuuy grande, me asombraba y estoy seguro que a mamá tampoco se le había pasado por alto. Solamente un ciego no se daría cuenta.
    
    Al otro día fuimos a la playa. Casi parecía una playa privada, solo un par de parejas de gente grande lejos de donde mamá puso la sombrilla a metros de la cabaña.
    
    Ella se sacó el pareo y quedó con una bikini muy diminuta blanca con bordes negros, la raya de su cola se comía la tanga dejando bien al descubierto sus preciosas nalgas. Mami se acomodó boca abajo en la reposera para comenzar a broncearse la espalda mientras yo leía una revista en la arena. Pasó el tiempo y ella me llevó al mar. Si bien estaba muy calmo, me cuidaba para que no me metiera muy profundo, disfrutamos casi una hora del agua.
    
    Al salir del mar nos quedamos un rato largo parados para que la ligera brisa nos seque, luego ella se untó por todo su cuerpo el bronceador, al terminar, nos sentamos en la reposera y cuando apenas empezaba a ...
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