1. En busca de experiencias -2-


    Fecha: 19/02/2019, Categorías: Bisexuales Autor: korso10, Fuente: CuentoRelatos

    ... que la boquilla era tu boca.
    
    La lavé y la herví, ya que hacía tiempo que no la usaba y no era cuestión de tener problemas.
    
    Ya al colocármela, los pelos del cuerpo se me erizaron y con una teta fuera del corpiño, comencé a acariciarme la concha, habiéndome sacado la pollera y con las medibachas y la bombacha por las rodillas, mientras bombeaba el sacaleches.
    
    Todo se potenció al sentir la sensación de vacío que generaba el aparato y no tardé en acabarme la vida al sentir mi leche volver a salir y llenar el recipiente, como lo hacía antes.
    
    No podía creer lo que mis ojos veían y mi cuerpo manifestaba, cuando al sacarlo todavía caía leche.
    
    Lo guardé y al otro día, creyendo que era algo aislado, volví a repetir la sesión y volví a sacarme leche; lo hice de nuevo a la siguiente y otra vez volví a ver mi leche en el recipiente, pero eso no fue lo que me hizo volverme loca de placer.
    
    A la mañana, mientras me bañaba para irme a trabajar, agarré la areola de la teta derecha y la apreté en sentido al pezón.
    
    Fascinación, eso sentí cuando vi el chorro saltar de mi pezón e inmediatamente supe que eso te volvería loco, tanto como cuando te veía que estabas chupándome la teta esa tarde, vaciándomela de a poco.
    
    Tu ensañamiento placentero en mi pie, al cual acariciabas con tu dulzura característica: despacio y disfrutando del momento.
    
    La presión que ejercías en mi pezón y como sentía yo que mi leche entraba a tu boca, eran suficientes para arrimarme de a poco al ...
    ... orgasmo.
    
    Chupabas, acariciabas, estabas bien al palo.
    
    Me estremecí, sentía el orgasmo venir y me arqueé en el sillón y estiré las piernas, notando los músculos tensionados; no aguantaba más el placer, me sentí explotar.
    
    Chupabas con fuerza, con mucha más fuerza, cuando empezaste a sentir que yo no controlaba lo inevitable.
    
    Acariciabas por completo mi pie, libre ya del mocasín y ejerciendo la presión justa, para terminar de cerrar el círculo de placer.
    
    Mi cuerpo se volvió a tensionar, mi vulva se descontroló; un chispazo de electricidad, un estremecimiento.
    
    —Sí, chupá chupá —te ordenaba, mientras te pegaba la cara a la teta— chupá chupá fuerte.
    
    Tu pija se sentía durísima en mi pierna, atrapada por tu jean.
    
    Hábilmente y como si se tratar de mi mocasín caído, utilizaste la palma de tu mano para soportar la planta de mi pie y con el dedo gordo acariciaste el empeine hasta los dedos, como arrastrando algo.
    
    Fue suficiente, exploté de placer y te agarré la cabeza con las dos manos y tratando de meterte dentro de mis tetas al tiempo que estiraba las piernas descontroladamente y sentí mi concha tener vida propia mientras yo llegaba al paraíso.
    
    Mientras vos me arrastrabas al paraíso, involuntariamente mi cintura se movía de manera espasmódica hacia delante y hacia atrás con mis nervios crispadísimos.
    
    —Sii si papito, seguí chupando —te decía haciendo fuerzas para que no apartaras tu cara de mi pecho— seguí chupando —te ordenaba.
    
    Sentí tu mano apretar ...
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