Con las bragas por el suelo
Fecha: 22/02/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: solotulosabes, Fuente: RelatosEróticos
Alba observo con deseo como saboreaba el dedo, que momentos antes recorrió la humedad de sus bragas, y con su mirada parecía pedirme que le dejase probar sus propios jugos. Pero el ascensor estaba a punto de llegar a la planta baja. Así que se colocó la falda, se arregló el pelo y poniéndose sus gafas de sol, me dijo
- Vamos, que tenemos muchas cosas que hacer.
Había dejado mi coche en un parking cercano, durante el trayecto al nuestra conversación se limitó a mis indicaciones hacía donde dirigirse. Me gustaba su forma de caminar, dicen que forma de caminar revela nuestra personalidad. Los pasos de Alba eran enérgicos, se clavaban con fuerza en el pavimento. El compás de los tacones de sus zapatos negros, fue marcando el ritmo de nuestros pasos; Me fije en sus medias transparentes que dejaban ver la tersura de la piel de sus piernas y en su falda oprimiendo sus nalgas redondeadas. Ambas habían cumplido su misión, mi rendición incondicional.
Cuando llegamos al coche, le abrí la puerta, me respondió con una sonrisa diciéndome que era todo un caballero”, al mismo tiempo que su mano recorrió lentamente mi entrepierna. Con su mirada me decía que ya no había marcha atrás.
- Vamos a mi casa.
Dijo cuando abandonamos el parking. Me quede mirando para ella con cara dubitativa.
- Quiero que follemos en mi casa.
- ¿Y tus hijos?
- Mis hijos están en Londres y Gustavo no volverá hasta la noche.
La expresión de mi cara, debió dejar entrever que yo no estaba del ...
... todo convencido. Follar a la mujer de Gustavo ya era un riesgo, que follemos en su propia casa era elevar el riesgo todavía más ese riesgo. Cogió mi mano y la colocó entre sus muslos justo donde acababan sus medias, mirándome me pregunto:
- ¿Te preocupa algo?
- No que va, nada
Le conteste, mientras mi mano subía por su muslo hasta volver a notar la humedad de sus bragas. El roce de mis dedos sobre la tela, hizo que un leve gemido de placer rompiese el silencio del coche, y que instintivamente abriese sus piernas para facilitar mi labor. Busqué su sexo, reclinó levemente el asiento, de tal forma que mi mano pudo recorrer su raja de abajo a arriba con facilidad, note que mis dedos estaban empapados. Saque mi mano con intención de lamerlos, pero ella me detuvo llevando mi mano hacia su boca. Uno a uno mis dedos fueron desapareciendo entre sus labios rojos. Cuando termino volvió a dejarla en su coño.
- Ya queda poco. Aparca el coche en el garaje, nuestro adosado es el único que tiene la entrada lateral por lo que es imposible que lo vean entrar o salir.
- De acuerdo
- Nunca has estado en nuestra casa, ¿no?
- No
- Este año te invitaremos a la fiesta final de verano. A Gustavo le gusta hacer una fiesta todos los veranos, suele hacer una cena informal en el jardín. Invita amigos, clientes y gente con la que trabaja, como tú. Precisamente hace unos días me pregunto que me parecía que te invitase.
- ¿Qué le dijiste?
Dije, mientras mis dedos seguían jugando ...