1. Con la conchita al aire


    Fecha: 22/02/2019, Categorías: Confesiones Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... enojarme con ellos.
    
    a la hora de la salida, los 4 nos mezclamos con toda la gente que tomaba distintos destinos, pero todos coinsidían en rajarse. Ahí Esteban volvió a advertirme.
    
    ¡mily, mirá cómo te relojea ese morocho, y cómo se acomoda la verga al palo el que tenés atrás, pero disimulá tonta!
    
    Claro, otra vez olvidé mi estado de exposición, y andaba a los saltos con los chicos, hablando de boludeces y fumando un puchín.
    
    Me sorprendió que Ramiro me pellizque la cola y me diga antes de irse casi corriendo:
    
    ¡si no tuvieras olor a pis te violo acá nomás mily!
    
    Pasó una semana, y entre un paro y faltazos casi no fuimos a la facu. En mi cerecbro era una constante el recuerdo vivo de las palabras de los chicos, las miradas obscenas de los demás, y hasta la carita de calentona que me puso July cuando yo me subí al colectivo y el viento me re levantó la pollera.
    
    Pero la próxima semana, directamente decidí ir sin bombacha. Mejor dicho, me saqué a primera hora en el baño y me la guardé en la carterita que llevaba con mis cosas personales.
    
    Después de la cátedra de economía, volví con los chicos al gran salón del bufet, y nuevamente en la fila Ramiro se avivo de inmediato:
    
    ¡eeepaaa Mily, qué onda loquita? Otra vez te pusiste nerviosa?!
    
    July no pudo ser menos y la muy cochina me subió un toque la pollera para darme dos chirlitos en la cola, que sonaron inevitable.
    
    ¡che Mily, ya hay dos que se dieron vuelta para mirarte!, dijo Esteban, y lo dejé que me ...
    ... siente en una silla con las piernas abiertas. Vi que Rami se tocaba el pito, que july se apretaba las gomas y que Esteban ponía cara de baboso.
    
    Julieta de repente agarra mi cartera y, con el pretexto de buscar fuego para su cigarrillo saca muy despaciosamente mi tanguita roja de entre el despelote.
    
    ¡miren chicos, otra vez se la sacó, y anda con la concha al aire!, murmuró July con los labios contra sus dientes, como sorbiendo hilitos de baba que no se daban por aludidos.
    
    Entonces, Esteban fue muy claro en su exigencia.
    
    ¡sentate arriba de la mesa y abrí las piernas Mily, dale, todos tienen que ver esa conchita!
    
    No sé cuál fue realmente el motivo por el que ni me negué, pero enseguida sentía más brisas complacientes en mi sexo mientras tomaba gaseosa con un sorbete haciéndome la sexy, abría más las piernas y dejaba que July me roce las lolas con un lápiz.
    
    Cuando miro a mi derecha, Esteban se tocaba el pene sobre el pantalón y estrujaba mi tanga en su otra mano, la que dos por tres se acercaba a la nariz como envuelto en un misterio delicioso.
    
    ¡dale Mily, metele la manito adentro del pantalón a tu amiguito, miralo cómo está el pobre!, dijo Julieta con voz de nenita, y ella sin mi autorización introdujo mi mano en los adentros de su pantalón. Cuando le toqué la pija durísima, grandota y humedita, tanto como su calzoncillo, tuve ganas de agacharme y mamársela toda. De hecho July me escuchó cuando dije:
    
    ¡sabés cómo te la chuparía no?!
    
    Por eso no hubo más ...