1. El juego del dado Parte 1: Los novios


    Fecha: 25/02/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... una jaca impresionante. Siempre había un striptease y era el momento de máximo morbo al menos para mí. Se me ponía dura con nada por aquella época, así que con aquello… A pesar de mis erecciones galopantes estaba tan despistado en el tema sexual que aún me tardaría muchos años en aprender de verdad la realidad sobre aquel tema. El caso es que allí estábamos. No sé como pero acabé convenciendo a mi hermano para que nos quitásemos la ropa, guiado por el calentón que me daba el puto show. Supongo que aquello fue cosa de varios viernes, no lo recuerdo. Y aceptó.
    
    Tan sólo nos quitábamos los pantalones y los calzoncillos. Nos juntábamos y nos frotábamos las pollas. La mía siempre dura y la suya a veces también. Al final acabamos jugando a algo a lo que ambos bautizamos como jugar a “los novios”. Aquel juego culminaba con mi hermano en bolas y yo sobre él en postura misionero, frotando mi polla por la suya hasta que “me meaba”. La Noche Prohibida tuvo la culpa.
    
    En cualquier caso aquello no pasó a mayores. Mirábamos el programa y jugábamos a los novios, haciendo siempre lo mismo. Nunca hubo abuso, ni obligación por mi ...
    ... parte. Por supuesto nunca hubo penetración ni siquiera pajas u otro tipo de sexo. Solo roces.
    
    Muchas cosas cambiarían durante aquella época. Desde luego jamás nos dimos por el culo ni nada de eso pero sí que ampliamos nuestro catálogo particular de posturas. Mejoramos nuestro juego por así decirlo. Pero ya hablaré sobre eso. Algo de lo que cambiaría, aparte de desear descargar mis pelotas con más asiduidad conforme iba pasando el tiempo, estaba en plena pre-pubertad, era un saco de hormonas, era mi afán investigador, afán impregnado de mis propios picores, de mis empalmes, de aquel juego, del mismo misterio de estar cambiando física y psicológicamente y de no terminar de saber ni qué ni por qué me sentía como me sentía entonces. Este estado de revolución corporal y mental me llevaba a husmear por toda mi casa, hasta los rincones más secretos y ocultos de las estancias de mis padres en busca de a saber qué, lo cual a su vez me hizo dar con algo que cambiaría mi vida sexual para siempre: mi primera película porno.
    
    Recordaré para vosotros aquella magnifica cinta y las escenas más reseñables en el próximo relato. 
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