1. Trabajos sexuales capítulo 1


    Fecha: 16/08/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    Me alisté con mucho cuidado. Quería lucir no tan bella, pero si atrayente. Lo mínimo como para ganarme bien el sueldo. A mi alrededor las chicas estaban echas un pequeño caos, revoloteando de aquí para allá. Peneolve iba sin sujetador, con sus grandes tetas operadas pinchando a todas. Darcy, la menor de nosotras, todavía era una novata y se sentía apenada de mostrarnos su torso desnudo, en el que María le estaba colocando unas bonitas pegatinas en sus pequeños pezones rosados. Al otro lado, Estela se delineaba las cejas. Virginia se ponía labial y Clara se mensajeaba con su novio. Crucé los brazos debajo de mis pechos y me miré al espejo. Me pregunté, pues, cuánto tiempo más tendría que pasar yo como bailarina exótica antes de poder salir y buscar un empleo mejor. Seguramente me llevaría más tiempo del esperado porque las cosas en el país andaban mal, y dado que por causas familiares yo había tenido que dejar la universidad, ahora me dedicaba a esto. Sí. A exhibirme delante de muchos hombres, y mujeres a veces, mostrando el atractivo, embarrándole mis tetas y dejando que jugaran con mi culo de vez en cuando. No era el mejor de los empleos, pero al menos me divertía un poco con todas las chicas del club. —Ashley ¿estás lista? Tú sales después de Alejandra. —Sí, ya voy. En un momento —le contesté y me coloqué el sujetador. Luego revisé que mi tanga estuviera bien acomodada. Me puse perfume y me di los últimos retoques en el cabello. Lancé un beso al espejo y me apresuré justo ...
    ... detrás de la cortina del escenario. Me asomé para ver a Alejandra, que era la estrella del club. Era la tía mas guarra que jamás había conocido, y estaba en éste negocio no porque no tuviera opción, sino porque le encantaba exhibirse. Era muy putita y le gustaba que la llamaran así. Yo, la detestaba a esa mujer. ¿Cómo podía sentirse a gusto siento objeto de la mirada de todos esos hombres? Sus movimientos en el tubo eran fabulosos. Los envidiaba un poco en ese aspecto. La manera en la que ella misma se chupaba sus grandes tetas resultaba sexy incluso para mí. No tenía descaro en desnudarse, sentarse en el borde de la plataforma y abrirse de piernas. Los hombres la amaban porque ella se dedeaba justo frente a ellos, y cuando ocurría un orgasmo, ella lanzaba chorros de jugo. —Qué asquito —dijo la pequeña Darcy asomándose por mi hombro —. A mí no me gusta jugar con mi coñito de esa manera. Sonreí y le di un beso en los labios a la chica. Ella me gustaba. Nos habíamos comido el coño en algunas ocasiones, pero sólo era por diversión y cuando actuábamos en espectáculos lésbicos. —Bueno, después de mí vas tú, así que relájate ¿sí? —Sí. Estaré bien. —Bueno, aquí voy. El presentador despidió a Alejandra, que entró sonriente de vuelta con nosotras. Venía sudada, contando todos los billetes que le habían arrojado los hombres. —Adoro éste empleo. Tengo un trío en una hora ¿quieren venir? —Olvídalo —espeté. Alejandra le tocó el culito a la pobre Darcy, que dio un respingo. —¿Y tú, amor? La ...
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