1. Un desconocido en el metro


    Fecha: 07/03/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: xicletdementa87, Fuente: RelatosEróticos

    ... mientras dirigía su cara hasta mi entrepierna. Yo abrí mis piernas y sentí como sus labios rozaban mi vagina suavemente, besándola poco a poco y sintiendo su cálida saliva en ella. Poco a poco estos besos suaves fueron cogiendo fuerza y sentí como su lengua se abría paso entre los pliegues de mi vagina hasta meterse dentro. Se me escapó un gemido ahogado de placer y, con mis manos, cogí su cabeza y la apreté contra mi vagina. Sentía su lengua recorriendo mi interior, rozando el contorno de mi agujero y ahondando en él cada vez más y más deprisa. Yo estaba completamente mojada y sentía como mis flujos se mezclaban con su saliva. Él llevó una mano hasta mi vagina y metió dos dedos en ella mientras, con sus labios, atrapaba mi clitoris y movía su lengua en círculos entorno a él. Sus dedos entraban profundamente y salían de mi vagina y su lengua me daba más placer del que mi cuerpo podía soportar. Luego, le aparté con mis manos e hice que se levantara. Se quedó un poco perplejo hasta que entendió por qué lo había hecho: desabroché su cinturón y, esta vez, fuí yo la que me arrodillé al suelo. Bajé sus pantalones y sus calzoncillos y dejé salir su pene: era grande, grueso, con venas y músculos marcados y completamente mojado. Yo cerré mis ojos, abrí mis labios y me incliné hacia delante hasta que noté la punta de su pene rozando mis labios. Abrí mi boca y dejé que su pene se deslizara suavemente entre mis labios y por encima de mi lengua. Tenía un sabor ...
    ... delicioso y su flujo caliente se mezclaba con mi saliva. Con mi lengua busqué la punta de su pene y empecé a rodearla y recorrerla, primero de forma suave y luego más rápido. Metí todo su pene en mi boca hasta que ya no me cabía más: sentía el tacto de su pene dentro de mis mejillas y su grosor en mis labios, y oí como él ahogaba unos gemidos de placer. Luego, empecé a mover mi cabeza mientras su pene entraba y salía de mi boca, deslizándose sin esfuerzo por encima de mis labios, cada vez más rápido. Noté como su pene se tensaba y todo su cuerpo se tensaba junto a él y, instantes después, noté como su cuerpo se estremecía y su pene escupía dulce y delicioso semen justo encima de mi lengua. Lo saboreé mientras seguía moviendo mi boca y su pene seguía escupiendo más y más hasta llenarme la lengua y la boca entera. Su pene latía con fuerza y su cuerpo se estremecía entre gemidos ahogados de placer. Poco a poco, su pene dejó de escupir y yo, después de saborear bien tan dulce premio, me lo tragué. Saqué su pene de mi boca y me levanté mientras lamía mis labios. Su cara de placer volvió a cruzar la mirada conmigo: nos miramos durante unos segundos y, después, nos pusimos la ropa que nos habíamos quitado. Yo salí primero del baño mientras él cordaba su cinturón: nos miramos por última vez, sonreímos y me giré. Salí del baño, salí de la estación y, aunque estuve todo el resto del día pensando en él, nunca más volví a saber de aquel desconocido del metro. 
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