DIARIO DE UN FETICHISTA
Fecha: 07/03/2019,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... pies con mis muslos era sólo a través de la tela del pantalón. Volví a proponerla un juego en el que le hago cosquillas en el brazo, que pareció gustarle la vez anterior que estuve en su casa. Ahora tuvo muchas más efecto. Después de jugar un par de veces, y acariciarle de vez en cuando las piernas y los pies por encima de la manta, me preguntó si podía estirar sus piernas por encima de las mías. Aquello despertó a mi pene. Acepté sin pensarlo dos veces, y le propuse el juego de las cosquillas en la pierna. Jugamos sólo una vez, pero decidí continuar haciéndole cosquillas en la pierna mientras veíamos la película "Guerra mundial Z", que por cierto es la hostia de comercial y bastante mala. Como no era plan de subir mucho la altura de las cosquillas hacia su culo, el cual merece otro capítulo aparte, probé sutilmente y muy poco a poco a hacerle cosquillas en los pies. Fue entonces cuando me comentó que le encantaban las cosquillas. Mientras continuaba con mis caricias, mi amiga criticaba la película o hacía comentarios sobre ella. Yo le seguía el rollo y nos reíamos de algunas de las escenas. Para entonces ya notaba mi pene luchando por salir del pantalón. Me di cuenta de que le estaban molando las cosquillas en los pies, y lentamente me iba atreviendo a tocarlos más y más. Me recreé recorriendo con mi mano todas sus partes. De vez en cuando volvía a sus piernas, pero me iba deteniendo en sus pies con mayor frecuencia hasta únicamente centrarme en ellos. Yo estaba flipando. ...
... Se paró el tiempo. La película me sudaba la polla. Jamás pensé que mi mejor amiga iba a permitirme tocar sus pies. Yo me había masturbado en varias ocasiones pensando en ellos, pero todo aquello ocurría sólo en mi cabeza. Ahora era real, mis manos abrazaban sus pies y notaba como ella presionaba de vez en cuando las palmas de mis manos con sus dedos. Solo paré de tocarle los pies cuando se cansó de la postura y se giró un poco hacia su izquierda poniéndome el culo y sus plantas a la vista. Además, colocó el pie derecho muy cerca de mi polla y a veces lo movía lentamente, lo que la hacía crecer y crecer. . . Interpreté eso como una señal para que continuara con las cosquillas más arriba y, aunque nunca me atreví a tocarle todo el culo, sí que le hice cosquillas en la parte inferior. No pasaron ni diez minutos y yo ya había regresado de nuevo a sus pies. Ahora se los acariciaba sin miedo. Tras otros cuarenta y cinco minutos haciendo caricias mientras veíamos la película, decidí pasar al siguiente nivel, y empecé a masajearle los pies. El contacto entre ellos y mis manos era ahora total. Me concentré en cada uno de sus dedos por separado, a los que les dedicaba mi mejor masaje. No se me olvidaron los tobillos ni tampoco los empeines, aunque era tocando sus dedos donde yo más disfrutaba. Pasamos una media hora más así. Mi amiga parecía gozar. Imaginé una infinidad de guarradas entre mi boca y sus pies. Podía observar cómo a mi amiga le gustaba lo que le hacia por los gestos de su ...