1. El joven de al lado


    Fecha: 10/03/2019, Categorías: Transexuales Autor: Edwan.sedafaar, Fuente: CuentoRelatos

    ... piso. Pasé mis dedos por mis labios y limpié los restos de sus jugos que me escurrían por las comisuras de mi boca y terminé por chuparlos de la manera más sucia que pude. El seguía con el pene latiendo, firme. Me llevé las manos a la espalda y desabroché mi sostén. Mis pechos saltaron del bra, y húmedos y sudados dejaron ver un par de pequeños pezones rozados y duros. De inmediato el uso sus manos para acariciarlos, apretarlos, jugar con ellos. Los dos estábamos en el climax del placer. Me besó con su lengua y acaricio mi culo con sus dos manos. Después fue bajando su lengua y tomando mis dos senos, comenzó a lamerlos, chuparlos, morderlos. Ora el derecho, ora el izquierdo, lo hacía como un verdadero animal demente.
    
    Era ya el momento de entregarme a él por completo. En ese momento todas mis acciones eran guiadas por un profundo, animal, oscuro y desenfrenado instinto dentro de mí. Me zafé de sus brazos y besos y me di la vuelta dándole la espalda. Me incliné un poco sacando el trasero y baje mi bikini lentamente. Mis nalgas lucían esplendorosas para él. Húmeda y sudada terminé por bajarlo y quedar completamente desnuda ante él. No tardó en tomarme de las caderas y como un animal a punto de montar a su hembra, aún con sus shorts enredados en sus tobillos, avanzó hacia mí trastabillándose, balanceando su pene adelante y atrás buscando introducirlo en mi vagina que lucía hinchada y punzante entre mis nalgas. Eso me calentó mucho más. Era un muchacho a punto del colapso que ...
    ... me deseaba con su vida y que ya no tenía conciencia, al igual que yo, solo estaba moviéndose por sus deseos profundos de hacerme suya, de allanarme, de penetrarme como me lo merecía por ser una zorra riquilla. Esos torpes movimientos de deseo me hicieron ponerme a punto de explotar, así que, levanté más mis caderas buscando que me penetrara cuanto antes. En ningún momento llegué a pensar en un preservativo, ni siquiera pensaba en su existencia, o en las consecuencias de nada. En ese momento solo quería a morir consumar el coito y verme llena de su carne en todo mi sexo. Su cabeza palpitante rozó mi vagina. Por ser yo algo más alta que él, tubo que ponerse un poco de puntillas. Mis rodillas parecieron doblarse pero mantuve la postura. Él empujó con fuerza para penetrarme, pero su pene estaba hinchado y mi vagina también, por eso estaba resultando muy difícil que se introdujera. Yo estaba con las manos en la camilla y con el culo levantado, ojos en blanco de placer, babeando y gimiendo mientras sentía como mi sexo poco a poco cedía y la inflamada cabeza de su pene se colaba dentro de mí como un hierro incandescente que fundía todo mi interior. Él tiró su cabeza para atrás, y gimiendo, tomó mis caderas con fuerza y empujó su miembro hasta el fondo. Pude sentir cómo con dificultad, finalmente se abrió paso y topó con mis nalgas que tronaron al impactarse con su vientre. Los dos gemimos como animales, a plena luz del día en mi patio trasero ocultados del mundo solo por una cerca de ...
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