Cogiendo en la oficina
Fecha: 13/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... escucha entrecortada. Te agarro del mentón con suavidad, te hago girar para que me veas a los ojos. Tu mirada tiene algo de miedo y de expectación. Te estampo un beso en la boca. ¡Qué boca! Girás la cabeza al otro lado. Susurrás un “no”. Una resistencia esperada, una resistencia obligada. Apreso tu cara con fuerza, pero sin lastimarte. Otra vez me estás mirando. Repetís el “no” estéril, te beso de nuevo, saco la lengua, comienzo a saborearte, pero te mantenés obstinadamente cerrada. “abrí la boca” te ordeno. Me mirás en silencio. “abrí la boca”, repito. Siempre fuiste obediente. La vida es un cliché. La tercera fue la vencida. Esta vez mi lengua fue recibida por la tuya, la masajeás, te muerdo los labios, que rico sabés, que gusto dulce y enviciante. Te estrujo una teta, hermosa, enorme, mi mano no da a vasto. Nos fundimos en ese beso un buen rato. Desatiendo la teta para bajarme el cierre del pantalón. Saco mi miembro impaciente, duro, altanero. No hace falta que cambies de posición, solo es cuestión de girar la silla, y que te agaches un poco. Te empujo hacia abajo haciendo fuerza en tu nuca. Te quedás dura, trabada, tenías otro “no” guardado bajo la manga. ¿Acaso tenías esperanzas de que esto termine en un beso? ¿Acaso somos adolescentes? Olvidé que vos casi lo eras. Seguir empujando es inútil. Te tironeo del pelo, cuando chillás por el dolor, abrís la boca por inercia, y entonces mi espada clava su estocada. Estoy adentro tuyo, mi glande siente la viscosidad de tu ...
... lengua. Mi tronco sufre un poco, apresado entre tus dientes, que no muerden, pero tampoco se abren del todo. “dale bebé, si ya estoy adentro tuyo, chupámela bien” te pido. Me mirás desde abajo, enojada, derrotada. Sucumbís ante mi elocuencia improvisada. Abrís más la boca. Esa boca que me enamoró, ahora invadida por mi sexo. Agarrás el tronco con una mano, lo pajeás, lamés la pija en toda su extensión, empezando por encima de las bolas, terminando en la cabeza. Todo en cámara lenta, sin dejar de mirarme con reproche, cosa que me hace calentar más. Ahora el miembro se pierde en tu boca. ¿Quién te enseñó a chuparla así? ¿Acaso no sos muy chica para adivinar todo lo que les gusta a los hombres? ¿Cuántos hijos de puta como yo se aprovecharon de tu inocencia, de tu necesidad? Mi pija se entierra por completo, la pierdo de vista. Mis testículos cuelgan pegados a tu cara. Te agarro con ambas manos para que te quedes ahí un rato. La saliva se desliza por tu cara y va a parar a la alfombra. Me golpeas la pierna porque te estás atragantando. No te suelto, quiero verte sufrir un rato. Me golpeás de nuevo y te libero del castigo. Tosés sobre mi pija, escupís encima de ella, la lustrás con saliva, hilos de baba unen mi sexo con tus labios. Qué imagen sucia, que imagen hermosa.
Te dejo descansar unos segundos, pero sigo parado frente a vos, con mi lanza dura, lista para el próximo ataque. Y ahora comienzo de nuevo, me arrimo a tu boca, que esta vez se abre sin preámbulo. Saboreás la cabeza, ...