De cómo me hice la hembra de mí hijo 3 - Relatos Eróticos

De cómo me hice la hembra de mí hijo 3

Así estábamos con mí hijo esa primera vez. En un sofá sentados y pegados. Él manoseando mis muslos y explorando mi sexo. Yo con los dedos masturbándome. Nuestras bocas amándose entre un intenso flujo de saliva. Yo excitadísima y atajando las ganas de tomar la iniciativa, pues quería lograr que el chico fuese líder de todo ese lío sexual madre hijo. Él haciendo cuánto podía en medio de su inexperiencia. Nos decíamos suciedades como un motor de calentura. Federico cada vez más audaz en este aspecto y yo respondiendo con fingida reticencia, simulando ser una madre que no pretendía avanzar más allá de estos toqueteos íntimos y chupadas de lengua. Pero un detalle revelaba mi realidad, la forma tan ardorosa y hábil en que le hacía la paja desde que el chico puso mi mano derecha sobre su hermosa verga. Cuando la leche empezó a surgirle abundante y tibia, tanto su verga como mi mano se enchastraron y ambos mirábamos el espectáculo con los ojos semi entornados y las caras encendidas.
"Mami, me hiciste acabar, te amo, sos mía..." 
"Hijo no podés hacerme esto, es sucio, es incesto, no se puede obligar así..."
Y seguíamos chupándonos las lenguas entre párrafo y párrafo.
De algún modo mí orgasmo no llegaba, tal vez porque estaba muy comprometida en la labor de hacerle eyacular. Mas luego de conseguido mí objetivo me concentré en mí propio placer. Retiré mí manito un poco y Federico introdujo un dedo en mí vagina. Eso solo me hizo acabar, retorciéndome, gimiendo, puteando y retando al chico por hacerme esas porquerías. Al verme así, atravesando un orgasmo, mi hijo se alzó un poco en el sofá y me animó a seguir con su masturbación.
"Puedo darte más semen, mamá. Pajeáme, seguí".
"No, imposible".
Pero le sacudí gustosa esa masa de músculo que tenía y logré que acabe de nuevo.
Cansados luego del desahogo que tanto habíamos soñado, nos quedamos recostados uno contra el otro.