-
De cómo me hice la hembra de mí hijo 4
Fecha: 22/09/2025, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Tato, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Luego de ese caluroso comienzo mí hijo y yo nos quedamos dormidos, recostados uno contra el otro, sentados en ese sofá. Al rato desperté sobresaltada. Miré el reloj de pared y ví con alivio que había tiempo para avanzar. Este comienzo no había terminado. "Hijo, necesitamos bañarnos. Tu padre llegará en 2 horas y debemos estar presentables..." "Vamos mamá, nos ducharemos juntos" Dijo esto y se puso de pié. Su gran verga colgaba rendida. Me tomó de las manos y me hizo incorporar. Al levantarme del sofá, observó mí cuerpo semidesnudo, sin duda excitante en su desarreglo. De inmediato tuvo una erección. Me condujo hacia el pasillo tomándome de las manos. Me miraba con fruicion y yo a él. Entramos al baño, cerró la puerta con el pestillo y abrió la ducha. Me metió bajo la lluvia. "Te enjabono, ¿puedo mamá? "Sí, pero no te pases" Me manoseó a placer. En realidad se dedicó a masturbarme. Acabé dos veces en poco tiempo. La segunda vez fue bastante ruidosa. Él reaccionó poniendo su cuerpo contra el mío y quedamos cara a cara. Su gran pija tocando mí vientre. Nos besamos desesperados por la lujuria que solo se despierta durante esta clase de incesto. Sus manos sobaban la totalidad de mí cuerpo. Yo creía morir de placer y me preguntaba qué sería de mí cuando ...
... el chico me penetrara. "Mamá, quiero cogerte ya" "No Fede, ya fue suficiente. Dejemos las cosas así" "Entonces te violo" "Le voy a contar todo a tu papá" "No importa, porque yo ya cumplo mí sueño y no me importa nada de lo que haga papá" "No me vas a coger" Fingí resistencia para sobre excitarme. Mí hijo se puso firme y consiguió sacarme al pasillo. Allí me apretó contra una pared. Levantó una de mis piernas e intentó penetrarme. Yo gritándole "No me cojas, no" pero deseándolo con todo mí ser. Mí sueño enfermo estaba por cumplirse. Todas las provocaciones dieron buen resultado. Ya la cabeza de su miembro pujaba por introducirse en mí vagina. Y mientras empujaba muy fuera de sí, yo le daba mí lengua para que la chupara a placer. Hasta que pudo hacerlo y su gran tronco entró en mí. Grité y me sacudí. Le apreté fuertemente por la espalda con ambos brazos y puse mí cabeza sobre su hombro derecho. En esa posición de entrega sentí su verga entrando y saliendo. Gritos felices me salían sin control y ese sonido de hembra satisfecha puso a mí hijo como un perro alzado. Cogimos en ese pasillo como si no hubiera mañana. Luego de correrse dos veces dentro mío y provocarme múltiples orgasmos, descansó y dijo: "A bañarnos antes que llegue el cornudo de papá".
«1»