1. Ebrios y osados


    Fecha: 07/11/2025, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: sexeros69@hotmail.com, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Mi experiencia más extrema. Esta es una historia que cuando la relato no me creen. Sucedió hace bastantes años. Yo trabajaba como profesor. Tenía una amiga sexual, amiga de un compañero de trabajo, con quien era muy placentero el sexo. Se aferraba a mí desesperada, casi sufriendo mientras yo empujaba con fuerza su cuerpo frágil. Tenía una obsesión y era usar mi semen para aplicarlo en su rostro. Todo acto sexual con ella siempre terminaba así: yo sacaba mi verga, la ponía junto a su rostro y me masturbaba (más frecuente lo hacía ella) hasta derramar mi leche en su cara. Luego frotaba frotaba mi verga en su cara esparciendo el semen en su piel mientras salían los últimos chorros. Era una sensación casi dolorosa. Su rostro transmitía un intenso placer cuando hacía eso. Pero la historia de hoy es otra.
    Un día viajamos a un pueblo de tierra caliente cerca de Bogotá. La verdad fue que no salimos a la piscina. Pasamos el día en la habitación teniendo sexo y bebiendo cerveza. Al caer la noche estábamos ebrios y agotados. Ni siquiera nos pusimos ropa para el clima de la ciudad, sino que nos dejamos ella un short y una blusa holgados, y yo una pantaloneta y una camiseta tipo esqueleto. Tomamos el bus intermunicipal. Venía semivacío.  Apenas unas personas de la mitad para  adelante. Nos ubicamos en la última silla, en el área más desocupada. Al poco tiempo de salir nos entraron las ganas de nuevo. Nos ...
    ... acariciamos y ella me sacó la verga y se inclinó a comerla por largo rato. Yo acariciaba sus tetas, que eran de un tamaño mediano. Nos fuimos quedando desnudos casi por completo. El bus ascendía hacia Bogotá y la gente dormía, creo yo. Luego la recosté .y le devolví la caricia lamiendo y chupando su cuca jugosa. Después la penetré en la posición del misionero. Mientras lo hacía, en la incomodidad de la silla, miraba hacia adelante. Las personas dormían o miraban  una película cualquiera. Tras un rato, la puse de perrito. Aún hoy no sé por qué nadie nos pilló. Tanto sexo y licor durante el día provocó cierta insensibilidad lo que se tradujo en que no sentía la inminencia del orgasmo. Mientras tanto ella gozaba ahogando sus gemidos hasta que se sintió agotada. Al ver que tardaba en eyacular, ella me recostó y de nuevo introdujo mi verga en su boca, cosa que yo siempre he preferido a cualquier otra actividad sexual. Aún estaba lejos el final pero las mamadas profundas y expertas lo fueron aproximando de a poco. Finalmente ella el calor y la humedad de su boca logró que me corriera en un orgasmo delicioso y casi doloroso, pero a diferencia de las otras veces, recibió todo el semen en su boca.
    Nos vestimos de nuevo y llegamos abrazados a Bogotá. Ha sido mi experiencia más extrema, aunque en otras ocasiones me masturbaron y me hicieron sexo en buses, esta fue la más extrema por el riesgo de ser descubiertos. 
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