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Los limoneros II
Fecha: 21/03/2019, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... mirarse y hablar. -Te dije que les ibas a gustar… -bailábamos abrazados y sentía bajo mis manos la dureza de su cuerpo, y sus redondos y prietos glúteos estirarse, él pasaba las manos por mi espalda atrapándome muy junto, acoplándose, hasta que sentí como su pene despertaba, apretado sobre mi vientre, que le hacía sitio para que estuviera cómodo, o así lo debía creer Alberto cada segundo más alterado y cachondo. Habían transcurrido las horas y no me encontraba cansado. -Mi casa está cerca de aquí y no voy a poder llevarte a la tuya, no pasaría un control de policía, es mejor que te quedes a dormir. -sentía cierta molestia en el vientre, su pene cogía una dureza muy poco usual y me moví para acomodarlo mejor, me gustaba sentirlo y notar el calor que desprendía, no tenía sexo desde hacía días y empezaba a apetecerme, esperaba que Alberto me lo pidiera pero debió interpretar mi gesto como un rechazo. -Perdona, no puedo contenerlo. -intentó apartarse y no le dejé abrazando con fuerza su cintura. -Estas muy duro. -elevé la cabeza para mirarle divertido y aprovechó para besarme en los labios, resultaban cálidos y apetecibles, se los mordí y abrí los míos dejando que su lengua entrara y comenzara a jugar con la mía. Si, me gustaba su beso. -Vamos a tu casa. -no me lo podía creer, terminaba de ofrecerme. La carrera por las calles desiertas resultaba divertida, sujetaba mi cintura mientras avanzábamos hasta llegar al portal de su casa, en el ascensor empezamos a ...
... desabotonar nuestras camisas y besarnos deseosos. Me llevó de la mano hasta una habitación y terminamos de desnudarnos a velocidad de vértigo. Ya no tenía el pene como lo sentía en el baile, pero no importaba, en breve yo lo pondría a tono, mi larga experiencia era un logro difícil de superar. Su verga me sabía deliciosa y no permitía que la sacara de mi boca, no era una gran verga, suficiente y, eso sí, dura como el hierro, jugosa y deliciosa como me gustan, pronunciadamente curvada hacia el ombligo, una delicia que entraba y salía entre mis labios, dejándome todo su maravilloso sabor algo salado. Le escuchaba jadear y sentía temblar sus muslos por la excitación que mi mamada le producía. -¡Detente Cristian! Quiero metértela ya…, o prefieres hacerlo tu. -resultaba un detalle de su parte, había estado acariciándome el culo y metiendo sus dedos, tenía que saber, a estas alturas, lo tragón que era mi culo, lo caliente que lo tenía, y lo deseoso que estaba por recibirle. -Quiero que me folles y me des toda tu verga Alberto mi culo es un volcán esperándote. -y no tuve que esperar mucho para que me colocara arrodillado y sentirle la polla apretando para invadirme el culo, y me follaba montado en mi espalda con fuerza y saña, entrando y saliendo hasta el glande, rugía como un león y respiraba agitado, lo sentía delicioso y riquísimo como me taladraba el ano, y entonces me dio la vuelta, saliéndose, para volver a envainarse en mi culo pero ahora suave, gustando el roce de mi ...