1. El metro, un espejo y un desconocido


    Fecha: 18/08/2017, Categorías: Hetero Autor: NoeliaMedina, Fuente: CuentoRelatos

    ... consiguiendo que las bragas de Ana se mojaran.
    
    El desconocido se atrevió a más y se hizo espacio entre el sujetador y los pechos, amasándolos y pellizcando los sensibles pezones.
    
    Ella dio gracias a haberse puesto en el último rincón, porque, aunque estuvieran rodeados de personas, quedaba con la pared a su izquierda, el espejo frente a ella, el desconocido detrás y los respaldos de los asientos a su derecha. Si alguien se fijaba detenidamente en ellos, puede que si los viera hacer movimientos algo extraños, pero tendrían que fijarse demasiado.
    
    Estos jueguecitos con desconocidos no eran típicos en ella, sin embargo la experiencia estaba siendo más que satisfactoria y no tenía ganas de parar. Sus tetas seguían siendo castigadas y aquello le encantaba. En un principio, solo permitió que le tirara suavemente y le magreara, ahora, él sostenía los pezones con fuerza y ella era la que se echaba hacia atrás enérgicamente, haciendo el efecto de unas pinzas en sus duros botones. Cada vez que se echaba hacia detrás, el bulto de su pervertido compañero de metro se hincaba en su culo. Aquello era espectacular, el placer se dirigía directo a su coño, provocándole calambres de deseo. Deseaba ser tocada más a fondo. La música de James, recubría sus oídos evitando percibir si gemidos indecentes salían de su boca, pero no le importaba, sólo quería que su parada nunca llegase.
    
    Unos labios se posaron en su cuello y una lengua lo repasó hasta el lóbulo de la oreja. Abrió los ojos y ...
    ... se encontró con la oscura mirada de aquel desconocido reflejada en el espejo. Tenía la cabeza apoyada en su hombro mientras le lamía el cuello y los ojos clavados en los de Ana a través de aquel cristal que evidenciaba sus morbosas figuras. Era un hombre atractivo, de unos cuarenta años de edad —otro motivo por el que comenzó a chorrear un poco más, le ponían demasiado los hombres mayores que ella—, y un pelo tan oscuro como el tono de su mirada.... Le dedicó una sonrisa cargada de deseo y ella supo que aunque había abierto los ojos, el juego no había terminado, de hecho, acababa de empezar.
    
    El desconocido agarró la mano de Ana llevándola a su gran bulto ya destapado. Ella observó a través del espejo la cara de placer del susodicho al comenzar a masturbar su gran polla. Él abandonó sus pechos para meter la mano en los pantalones y acariciar su clítoris hinchado, totalmente empapado en flujos, y comenzó a frotar suavemente haciendo que los ojos de Ana se quedaran en blanco ante la atenta mirada del deseoso hombre.
    
    Apartó con cuidado el auricular y le susurró al oído:
    
    —Shhh, cuidado, estás gimiendo en voz alta.
    
    Y Ana curiosamente se ruborizó. Y digo curiosamente, porque estaba masturbando a un desconocido en el metro y dejándose masturbar por él ¿qué puede haber más atrevido para ruborizarse?
    
    Volvió a observarlo a través del espejo, pero sus ojos no podían mantenerse fijos en ningún lugar, aquel hombre había metido una mano por la parte trasera del pantalón y la ...