Mi esposa me feminizo - Relatos Eróticos

Mi esposa me feminizo

... echarlo a mi boca, lo rodee con mis labios y poco a poco fui bajando asta engullirlo casi por completo, la glande de su pene tocaba mi garganta y me provocaba vascadas obligándome a retirarme solo para tomar aire y comenzar de nuevo, mientras mi esposa se había bajado los pantalones para que el acariciara su vagina, el introducía uno y dos dedos en la conchita de mi esposa que escurría de jugos, mientras ella acariciaba sus testículos, después de varios minutos de estar así cambiamos de posición, ahora el me empezó a besar a mi, mientras mi esposa le hacia sexo oral, yo me puse en la misma posición que antes tenia mi esposa osea de rodillas sobre el sillón mientras el acariciaba mis nalgas, su lengua hurgaba en lo mas profundo de mi boca, al tiempo que mi esposa se daba un baquetazo con aquel delicioso pene, enseguida mi esposa me tomo de la mano y me jalo hacía a bajo para entre ambas mamar aquel enorme penes y mientras yo chupaba sus testículos ella recorría todo el pene con su lengua y después cambiábamos, no tardo mucho rato antes de que julio nos anunciara que estaba apunto de venirse y comenzo a descargar gruesos chorros de leche que caían en nuestros rostros, entre ambas buscábamos captar con la lengua toda la leche que escupía aquel trozo de carne ardiente. Después de que limpiamos asta la ultima gota de semen, nos pusimos de pie y mi esposa tubo la idea de irnos a la recámara, caminamos abrazados los tres julio en medio nos llevaba a ambas tomadas de las ...

... nalgas, cuando entramos en la recámara julio dijo; quiero probar el chiquito de esta putita eres virgen verdad zorrita? " A lo cual respondí agachando la cabeza tímidamente, mientras mi esposa reía divertida y decía; ahora si amiga vas a conocer a un macho de verdad. Julio se volvió a mi y me tomo con ambas manos de las nalgas por debajo de mi minifalda y me atrajo hacía el para besarme de nueva cuenta antes de ponerme en la cama en posición de perrito, levanto mi mini por encima de mi cintura, hizo de lado mi cachetero y enterró su rostro en medio de mis nalgas, la sensación de aquella lengua entre mis nalgas buscando penetrar mi virginal orificio me transportaba a la gloria. durante unos minutos se dedico a dilatar mi pequeño botón utilizando el dedo medio y mucha saliva, aun así cuando sentí que se colocó de rodillas detrás de mi y sentí la dura cabeza de su pene comenzar a hacer presión sobre mi chiquito apretadito, me estremeci de pies a cabeza. Mientras aquel monstruo de casi veinte centímetros se abría paso a través de las delicadas paredes de mi ano, a mi me quemaba un dolor al sentirme desgarrada por dentro, cuando por fin sentí el áspero vello púbico contra mis nalgas, por mi rostro escurrían gruesas lágrimas, y de mi garganta escapaban gemidos mitad de dolor, mitad de placer. Mi esfínter se relajaba y contraía a voluntad propia, julio se quedó inmóvil unos segundos esperando a que mi ano se acostumbrara a aquel invasor de carne, mientras se aferraba a mis caderas y ...