1. una vieja con marcha


    Fecha: 19/08/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Hola a todos, esto realmente que me paso, en el fondo no deja de ser gracioso y si lo vemos desde otra óptica, como una mujer, no importa la edad, necesita de vez en cuando que la cojan. Soy argentino, vivo desde hace un año en un pueblo que se llama Bembibre, tengo 56 años, nada que resaltar, no soy el tipo musculoso, ni que anda en un coche deportivo, ni nada de eso, soy mas bien normal, estatura media, lo que es un caucásico tipo. Estaba sentado en la mesa de una terraza, tomando una cerveza y viendo la gente pasar, matando el tiempo, hasta que en la mesa de enfrente a la mía, se sienta una pareja, de digamos ancianos, el señor iba en silla de ruedas y la señora, lo empujaba. La verdad que los vi, y me sonreí, era una hermosa pareja de gente mayor, de esa que te hacen pensar, en lo lindo de ir acabando una vida juntos. El señor, se ve que estaba en las últimas, ya que estaba abrigado, aunque hace mucho calor en este pueblo, y la señora no dejaba de ser coqueta a pesar de su edad, maquillada, sin exagerar, se la veía simpática. Acomoda a su marido, y cuando se estaba sentando, nos miramos y nos saludamos por cortesía, ya que no nos conocíamos de nada. Como estábamos sentados uno frente al otro, no podíamos evitar mirarnos de vez en cuando, ella lo atendía a su marido y cuando cruzábamos una mirada, nos sonreíamos, era muy lindo ver a esa señora atender a su marido, en los últimos momentos de su vida. Termino mi cerveza, pago y cuando me voy, les doy las buenas tardes, ...
    ... "usted es nuevo en el pueblo, verdad?", me dijo, sonriendo, "si, no hace un año que vivo acá", le dije, e intercambiamos algunas palabras mas y me fui. Al otro día paso por donde había estado sentado y conocí a esa señora, y ahí estaban de nuevo, nos saludamos y ella me invitó a sentarme con ellos. El señor, prácticamente no podía hablar, pero ella es muy simpática, me dijo que vivía cerca de la iglesia, y yo le dije donde vivía, estuvimos hablando un buen rato, hasta que el señor empezó a toser y ella lo llevo a su casa, "señora, quiere que la acompañe, por las dudas?", le dije, preocupado, ya que el señor no paraba de toser, me dijo que si, pague la cuenta y nos fuimos, casi no hablamos hasta llegar a su casa, "necesita el oxigeno", me dijo. Cuando entramos fue como si hubiésemos ido a otro tiempo, la casa olía a encierro, los muebles eran no antiguos, mas viejos todavía. Ella lo llevó al dormitorio, le puso el oxigeno y se calmó, al rato viene, yo estaba en el salón, "me esta consumiendo", me dijo, sentándose a mi lado, quitándose los zapatos y respirando hondo, "no nos hemos presentado, me llamo Maruja", me dijo, dándome dos besos, yo le dije que me llamo Eduardo, y seguimos conversando, me invitó una bebida, seguía descalza ella. "No sabes Eduardo, los años que hace que estoy con este hombre enfermo, me olvidé de ser mujer, se me fue la vida cuidando este hombre, no fue un mal marido, pero todos estos años me amargaron, y ahora que soy una vieja, ya no me queda nada", me ...
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