1. Marly II


    Fecha: 19/08/2017, Categorías: Grandes Relatos, Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos

    Estamos desnudos y vacíos, pero no un vacío occidental, no, por Dios, sino un vacío oriental: un vacío que se parece a la plenitud y que en ese parecerse (aparecerse) es plenitud, es estar llenos de vida y de muerte a la vez, sí dije de muerte, porque el placer también es eso, también consiste en eso, reconocer que uno se va a morir y que quizá después no haya nada, yo no quiero nada más, sólo quiero este pedacito de vida y tus besos, te digo al oído, te lo digo como dentro del sueño de un monstruo que a la vez es soñado por un Dios pecaminoso pero bonachón. Dios no puedo ser ni tan bueno ni tan malo, me dices y me besas las manos.
    
    Mis manos que están grandes y rechonchas y suaves, como las de un pianista gordo, o un escritor gordo, o mías que son tuyas, pero también largas como ciertas sílabas o diptongos, un día con estas manos, te digo, arrancaré dos estrellas del cielo y te las pondré de aretes. Entonces nos reímos como dos niños, o nos ponemos muy serios, como ante la palabra desolación. Te muerdo un hombro, acaricio tus piernas y me dices que la desolación no sólo encierra tristeza, sino también belleza. Un círculo de fuego que encierra belleza.
    
    Pero la palabra es otra, la palabra es hermosura, uno se siente desolado frente a lo que es triste y hermoso a un tiempo. Nos abrazamos, el calor de nuestros cuerpos es un poema kamikaze. Métemela hasta el fondo, me dices al oído con una sonrisa traviesa. Lo hago. Pero el fondo es otra cosa, el fondo es el doble, el ...
    ... espejo de otro fondo, una frontera que se traduce multiplicándose. Es como tratar de tapar el pozo de la muerte, mientras hacemos el amor alguien muere, ojalá que nadie que queramos, pero alguien muere, mientras escribo, mientras doy clases, mientras limpio las ventanas de mi habitación, alguien muere y es terrible y es terrible que algo muera también.
    
    Pienso en eso, en tanta muerte y sin embargo te penetro, se me viene a la mente la imagen de un cadáver hundiéndose en el fango, un cadáver siendo devorado por la tierra que es pura vida y uno arroja allí sus huesos que son pura muerte. Recíbeme, Espíritu santo de los Infiernos, digo a tu oído y me vengo dentro de ti, el semen como metáfora, la metáfora como semen. Estamos desnudos, lo dije o lo pensé, lo soñé (lo escribí) pero no desnudos con esa vulgaridad enfermiza de los tabloides, sino desnudos de verdad, desde el poema hasta la muerte, desde la nada hasta el centro del desamparo, desnudos como la verdad verdadera que en ciertas corrientes zen se opone a la verdad de la opinión común que está estructurada desde los medios de información.
    
    Estamos estructurados, ¿te lo he dicho? No te lo he dicho para no estristecerte; desde que nacemos nos dicen qué pensar, en quién pensar, qué sentir, con quién sentir. Si nos decimos rebeldes o ateos, sólo somos rebeldes o ateos respecto a esa estructura, o sea, sólo eres rebelde porque la estructura lo quiere y sólo eres ateo porque los ateos salvan a Dios, ¡es triste!, te lo dije, te lo ...
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