COGIDOTA EN LA PANADERIA
Fecha: 02/04/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Cada vez más me descubría pensando en él y recordando sus historias, platicabamos horas por whatsapp, saliamos por las tardes y cada vez, era más el tiempo que pasabamos juntos. cada que salíamos, yo ya no aguantaba las ganas de besarlo, él me platicaba de escuela, de su familia, y yo solo imaginaba probando esa boquita tan rica. Y él hacía tiempo, para quedarse más conmigo en el trabajo y ayudarme a dejar todo listo para el día siguiente, por lo que yo sabía que no le era indiferente. Un día comenzamos a platicar de cosas un poco más intímas, sobre noviazgos y experiencias sexuales que habíamos tenido, fue muy interesante y me dí cuenta que aunque era todavía muy joven, sabía mucho del tema, por lo cuál me mataba la curiosidad como sería hacerlo con él. Un día por la tarde, ya había cerrado la panadería, yo estaba en el mostrador y él llegó a platicar y estuvimos platicando un buen rato, yo lo sentía tan cerca, que podía ver sus nervios y me contagiaba, era tan raro, que provocara en mí esos escalofríos como niña de secundaria. Me abrazaba y mi piel se ponía chinita, de pronto me dio un beso en la mejilla y le dije: no ya ya ya, vamos a trabajar. Pero si ya terminé todo lo que hay que hacer, dijo Matías. Hubo una pausa, estamos de frente, tan cerca, que solo se acercó más, me tomó la cara con ambas manos y me besó tan suave y delicadamente. No puse resistencia, también lo anhelaba tanto, esa boquita está tan rica como la había soñado. Fue un beso largo y lento, tan ...
... pasional, que sentí como se me iba a salir el corazón, su lengüita tan fresca. Se escucho un ruido en la panadería, nos separamos por si alguien entraba. Él regresó al taller a seguir haciendo sus actividades, los demás chicos se fueron, nos quedamos solos, llegó a mi escritorio, me dijo que lo disculpara por el beso, que se sentía tan avergonzado, que estaba seguro que no había sido buena idea y que no quería que las cosas cambiaran, le dije: Matías, no te preocupes, no pasa nada, y si te confieso algo, yo también quería hacerlo desde hace tiempo. y de pronto comenzamos donde nos habíamos quedado. Sus besos tan finos, esos ojos hermosos que me veían así, yo solo quería enseñarle un poco más, quería probarlo todito entero. Le comencé a besar el cuello tan rico, y le decía: quieres hacerlo conmigo? mientras lo seguía besando. Matías jadeaba un poco y decía, muero por hacertelo. Saqué una cobijita que a veces uso cuando trabajo en el escritorio y hace frío, la coloque en el suelo, seguimos de pie, besandonos. Yo me arrodillé ante él, tan suavemente desabroché su cinturón, desabotoné su pantalón, sus grandes ojos verdes no me perdían ni un segundo. Bajé su cierre y Matías comenzó a temblar, eso me hizo excitarme más. Saqué su pene, estaba tan erecto, tan rico, tan listo para mí. Aunque él es tan delgado, tiene muy buena herramienta. Él tocaba mis bubbies, con ternura y delicadeza, yo comencé a lamer su pene como un caramelo, tan suave, como si no quisiera que se acabara nunca, se notaba ...