Follas como nadie, chaval
Fecha: 09/04/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... funcionaba muy bien. Así es que no perdí mucho tiempo, y a los dos ó tres días lo intenté con una amiga de la primera. La amiguita estaba como un tren, tenía un culo respingón, los pechos carnosos, grandes, de los que botan al correr, y un pelo negro rizado que la hacía muy cachonda. Fui a decirle algo por la tarde, y su mirada me pareció extraña..., luego me di cuenta de que la otra le había hablado de mis habilidades...Casi no pude decirle nada, ella misma me lo estaba pidiendo.
Nos metimos en un corral de sus tíos. Había gallinas, cerdos, caballos, gatos...y una buena polla. Me puso la mano en el paquete en cuanto entramos. Vi que la brillaban los ojos, y que me miraba con lujuria. A mí me excitaba saber que era una de las tías más deseadas del pueblo. Le metí la lengua en su boca y ella me la empezó a chupar como si fuera una polla, de atrás adelante. Le toqué las tetas y casi me desmayo: eran increibles. Estaban calientes y redondas, mucho mejor que las de la amiga...Era una mujer de bandera. Tendría 25 ó 26 años; yo seguía teniendo 13...
Después de quitarle la blusa de golpe, me dijo: "Quiero que me folles como a ella, como un toro a una vaca, vamos". La agarré por el culo y la llevé hasta un abrevadero, donde ella puso sus manitas. La tía era alta, pero muy delicada y femenina; estaba para empezar y no parar. Me cogí la polla y se la incrusté en la vagina por detrás, son avisarla, sin darle tiempo para pensar...dijo: "ohh", sorprendida, estremecida, muy cachonda ...
... y excitada. Su coño destilaba un humor viscoso que yo ya conocía...En cuanto me empecé a mover, ella comenzó a gemir. La sacudí muy fuerte, yo creo que demasiado, me imaginé en el papel del toro que se tira a la vaca, y mis sacudidas eran tremendas, casi la tiro de cabeza al abrevadero...Con mis manos agarraba sus tetas que se movían como si fueran de goma, no podía pararlas...Yo la decía "toma, toma, toma...", y ella no paraba de gritar. Con sus manos me agarraba las piernas y el vientre, y yo no paraba de meterla y sacarla. La castigué duro, muy duro, pero realmente la encantaba...
Media hora después mi polla estaba echando la leche encima de su cara sedienta y lujuriosa. Después, subió rozando sus tetas con mi pecho, y me dijo de frente: "Es verdad: follas como nadie". Se puso la blusa y se fue.
Mi tercer polvo no fue en el pueblo. Me había ido a vivir a Madrid, y una noche, después de trabajar, me fui de marcha a la caza de nenas. No tardé demasiado en encontrar a una buena jaca, de las que a mi me gustan, con las piernas largas, el culo bien arriba y las tetas grandes. Era rubia, mayor que yo también, con los labios pintados de rojo, con un vestido negro muy ajustado, con unos zapatos que me parecieron un poco de puta..., pero me gustaba, me gustaba mucho. Me acerqué a ella y le dije al oido: "Te juro que no vas a olvidar esta noche si te vienes a un sitio". Me miró con cara de marciana, y me dijo: "¿De que vas, tio?" La miré fijamente, y le repetí: "Te juro que no ...