1. La reeducación de Areana (22)


    Fecha: 20/08/2017, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... situación.
    
    Lucía aferró entonces por el pelo a Areana, acercó su cara a la de la niña y le dijo con tono duro:
    
    -Oíme, tarada, ¿no te diste cuenta que Graciana es de las que mandan, que es de las nuestras? ¿no te diste cuenta que es como yo, como Ro y Guada, como tu Ama la señora Amalia, como Milena? ¡¿No te diste cuenta de eso, estúpida de mierda?!
    
    -Pe… perdón, señorita Lucía… Por favor, perdóneme… -suplicó atemorizada la esclavita.
    
    -¡¿Perdonarte?! ¡Perdonarte un carajo! –bramó Lucía mientras en torno de ellas se había formado un nutrido círculo de alumnas que contemplaban asombradas lo que para ellas era una muy extraña escena.
    
    -En el recreo largo te vamos a llevar al baño y Graciana te va a cagar a trompadas, ¿eh, Gra?
    
    -Me gustaría hacerle otra cosa. –contestó Graciana.
    
    -¿Qué cosa? –preguntó Lucía, intrigada.
    
    -Mearla. ¿No estaría bueno? –aclaró la chica con el rostro deformado por una expresión de crueldad morbosa.
    
    -¡Dale!. –se entusiasmó Lucía y dirigiéndose a Areana, a la que mantenía aferrada por el pelo, agregó mientras le sacudía la cabeza de un lado al otro:
    
    -Y vos preparate, basura, porque además de ser el inodoro de Gra te espera la sorpresa que te tengo preparada en la hora de la Godínez.
    
    Al escucharla, Areana se estremeció y le costó caminar rumbo al aula tratando de aparentar normalidad cuando, en realidad, se sentía sacudida interiormente por sensaciones intensas y muy distintas entre si: miedo, excitación, ansiedad.
    
    Ya en la ...
    ... clase, trató de concentarse en lo que decía el profesor de literatura, un hombrecito enclenque y calvo, pero pronto se dio por vencida y dejó que su mente fuera ocupada por el recuerdo de cuando bebió la orina de su Ama, la señora Amalia, en lo que fue la prueba que le permitió ser graduada como sumisa. Una profunda emoción la estremeció y al cabo de unos segundos esa emoción dulce y morbosa a la vez le dejó paso a la curiosidad por lo que Lucía le tenía preparado para la clase de la profesora Godínez. El corazón iba acelerando el ritmo de sus latidos y más de una vez estuvo a punto de rogarle a su compañera de pupitre que le dijera cuál era esa sorpresa, pero la conciencia de que hubiera cometido una falta de disciplina se lo impidió. Había estado muy mal con Graciana y sentía que era justo ser meada por ella, para que esa orina lavara su culpa.
    
    Se removía inquieta en su asiento, al lado de Lucía, mientras el docente de Literatura continuaba graznando lo que para ella eran apenas sonidos ininteligibles. De pronto sintió una mano que se apoyaba en su rodilla derecha e iniciaba desde allí un lento recorrido por el muslo. Se estremeció y dejó hacer, claro, hasta que la mano llegó a su entrepierna y el arribo era acompañado por Lucía con un sorda risita.
    
    -Por favor… -murmuró con las mejillas rojas, pero los dedos seguían allí, en su nido, que segundos después empezaba a mojarse mientras Lucía la torturaba sutilmente con su risita y la habilidad de sus dedos, esos dedos que ...
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