-
La mili
Fecha: 22/04/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... huevos quedaron a la altura de su boca y en un momento ésta actuó tratando de tragárselos, casi comiéndolos literalmente, avanzando a mordiscos hacia ese culo. Mis manos le ayudaron. Abrí las nalgas para mostrar en toda su amplitud la gruta en la que sucumbiría su hombría. Sobre ella lanzó su avaricia. La humedad de mis jadeos se mezcló con el goteo de sus chupadas. Su lengua circuló por todo el perímetro en una carrera vertiginosa por llegar primero a meta. Yo dilataba y contraía mi ojete para permitir que su rugosa y magistral lengua cavara más hondo, hasta mis entrañas. - - ¡Te gusta, maricón! La estas gozando como una perra en celo. ¡Lo estás haciendo de puta madre! Mi culo ya chorrea. Sigue así, calentando mi puto culo hasta que arda. Quiero que arda, para que después tu polla, tu leche de polla, se cargue este incendio que estás provocando. ¡Sigue, maricón, sigue! - - ¡Sabe a Dios! ¡Y cómo traga! - - ¡Claro que sabe de puta madre! Este culo es tu premio. Es aquí dónde vas a gozar como una maricona, pues te va agarrar la pija de puta madre. Nadie te va a apretar la picha como yo, con toda la fuerza de mi deseo, con toda la maestría de mi culo, con todo el calor de mi polla. Y yo seguía cimbreándome como una puta pues su lascivia me estaba quemando el culo. Notaba como su lengua encharcaba todo mi ojete, como sus dientes me mordían las nalgas, en una sucesión frenética y descontrolada. Mi pijo chorreante chocaba con su frente, marcándosela con mis fluidos, yo ...
... arrastraba mi culo, tratando de controlar tanto placer, por toda su cara hasta sepultarlo entre mis nalgas, para volver después a bajar y encontrarme con aquella lengua maravillosa que lamía con su rugosidad esa gruta que deseaba ser horadada. Era un placer intenso e insólito. Me habían comido el culo un montón de veces, era una práctica que me encantaba, pues ese cosquilleo tomaba caminos imprevistos hasta situarse en mi polla y desde allí irradiar a otras partes. Pero pocas veces me comieron el culo como en aquella ocasión. Sus mordiscos y la astucia de aquella puta lengua, subieron varios grados la temperatura de aquella jugada, hasta que noté que, de seguir así, me correría. No es que me desagradara la idea, pero aquella leche que hormigueaba en mis cojones llevaba mucho tiempo macerándose y quería finalizar sus días en las entrañas de aquel macho devorador. Así que, con fuerza, sepulté mi culo en su cara hasta ahogarlo y fui arrastrándome poco a poco, venciendo sus protestas, hasta quedar mis nalgas en su nariz y, ahí, tomar su huida. - - ¡Fóllame! ¡Fóllame, joder! –imploré a un macho más que dispuesto- No. Pero así no. ¡Átame! ¡Átame bien fuerte! Merece la pena describir su mirada. Era ardiente, como de fuego, pero, sin embargo, tras este ruego, subió unos grados más, mostrando la ardorosa condición que guardaba mi hombre. Mordió su labio empapado y una sonrisa maliciosa se cruzo por décimas de segundo en su rostro, hasta juraría que su verga también se rió, pues ...