1. Capaces de cualquier cosa (I: La excursión)


    Fecha: 24/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dejar su culo al aire. Lo ultimo que dijo antes de meterse mi polla en la boca fue "tus amigas me han calentado demasiado".
    
    Aurelie se bajo del coche dando tumbos, abrió la puerta delantera, y sonrió abiertamente al empezar a bajar aquellos pantaloncitos de licra. Jessica se detuvo, se quito la camiseta rápidamente descubriendo sus blanquísimas tetas, ayudo a Aurelie a quitarle las bragas, abriendo las piernas al máximo, y antes de volver a mi polla dijo "vamos, hacedme gozar!".
    
    Yo permanecía sentado mientras la inglesa tragaba carne. Desde el asiento de atrás, Sara me hablaba y metía sus dedos en mi boca. Se movía rápido. Jean-Pierre se la estaba follando. Sara gritaba de placer. Jessica también lo hizo, dejando caer un hilillo de saliva sobre mi pantalón, al alcanzar con extraordinaria rapidez su primer orgasmo.
    
    Aurelie, aunque en una posición incomoda, hacia su trabajo con evidente placer, y su sonrisa brillaba. Seguimos así varios minutos, hasta que la inglesa se incorporo, saco un preservativo de su bolso, me lo dio, y -concisa en sus instrucciones, como siempre- dijo "follame!", cosa que empecé a hacer con gusto. La facilidad con la que mi polla entro en su cueva me dio una idea de lo hambrienta que estaba la pobre chica, seguramente poco acostumbrada a tener sexo tan fácilmente.
    
    Que entrañable momento aquel: cinco personas gritando a viva voz dentro del coche. Jean-Pierre, Sara, Jessica y yo, por evidentes razones. Aurelie, en cambio, gritaba de ...
    ... desesperación, al ser desposeída del conejo ingles, su único medio de entretenimiento. Gritaba "hijos de puta, que alguien se ocupe de mi!!", y cosas por el estilo. Trate de ayudarle con mi mano derecha mientras Jassica subía y bajaba frenéticamente sobre mi polla, de frente a mi y a Sara, cuya boca besaba de vez en cuando. Pero la inglesa estaba hambrienta de verdad: al ver que yo intentaba saciar a Aurelie con mi mano libre, me la cogió e introdujo dos dedos en su culo. Lo quería todo para ella. Jean-Pierre tuvo entonces piedad y aviso a Aurelie de que estaba a punto de correrse.
    
    Sara se levanto hábilmente y su agujero fue sustituido por la boca hambrienta de la parisina, que ya había pasado al asiento de atrás. En cuanto lo trago todo y pudo hablar, se tendió a cuatro patas ante la polla que acababa de exprimir y, al grito de "por el culo!" incito al francés, que -al principio con dos y hasta tres dedos, después con su polla, de nuevo en forma- accedió gustoso a la idea de hacer lo que mas le excitaba.
    
    Jessica y yo seguíamos dale que te pego, y Sara paso a la parte de delante. Su imaginación le llevo, tras besarnos a ambos y limpiar el sudor de la frente de la inglesa con su lengua, al único instrumento falico que quedaba libre en el coche: la palanca de cambios. Era bastante grande y ancha, pero uniforme. Dado su gran tamaño, Sara tuvo que introducírsela poco a poco, aunque la lubricación de su coño facilitaba mucho las cosas. Cómo no se habría dado cuenta Aurelie? La ...