1. Capaces de cualquier cosa (I: La excursión)


    Fecha: 24/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pero su cara y sus movimientos transmitían morbo por los cuatro costados. A diferencia de Sara, ella no tenia aspecto angelical. No había contradicción entre su apariencia y su personalidad: parecía una ninfomana, y efectivamente lo era. Era una chica "de todos". Yo ya la había "probado" (mas bien ella a mi) varias veces, antes y después de conocer a Sara.
    
    Físicamente, como digo, era puro morbo: tenia unas curvas pronunciadas, sus pechos eran bastante mas grandes, con la firmeza que le daban sus 23 años. Su año en el extranjero no estaba suponiendo un gran cambio en su vida: ejercía de come-hombres también en Paris. Lo que tampoco era nuevo para ella era su faceta de bisexual: fue ella la que introdujo a Sara en la materia. Ellas eran también bastante amigas, y entre los cuatro formábamos una especie de "comunidad sexual" en la que nos compartíamos, con esporádicas entradas de mas gente (los cuatro teníamos amantes de una noche que tratábamos de compartir con los demás, no siempre con éxito). Sin embargo: primaba la nacionalidad: Sara era mas amiga mía, y Aurelie lo era mas de Jean-Pierre. Por lo demás, libertad total.
    
    formábamos un grupo bastante diverso, no solo físicamente, sino también en el plano mental: cada uno estábamos en una fase diferente en cuanto a nuestra visión del sexo.
    
    Jean-Pierre estaba "bruto", en fase de desconsideración absoluta hacia las chicas: le daba igual que gozaran o no, solo quería divertirse. Estaba en una época en la que la sodomía ...
    ... le atraía bastante. Si una chica no se dejaba dar por detrás, simplemente no le interesaba. Un "sobrao", vamos.
    
    Aurelie estaba "genital": gracias a Sara, había descubierto una nueva dimensión del arte de comer pollas. Los coños tampoco le dejaban indiferente. Le gustaban cada vez mas, y su obsesión era devorar semen y todo tipo de flujos. Un día incluso me llego a pedir que le meara encima, pero no accedí, porque me pareció una guarrada. Se notaba que Aurelie había disfrutado mucho tiempo del sexo, y buscaba rarezas, nuevas vías que le excitaran de verdad otra vez. Solamente "follar" le parecía una vulgaridad, aunque no había dejado de gustarle.En cuanto a Sara, estaba -como ya he dicho- en una fase de "locura" por gozar. Sus prioridades eran: clítoris, clítoris, clítoris. El resto de actividades sexuales le gustaban, pero el que le comieran el coño le volvía loca. Pagaría cualquier precio, se dejaría hacer cualquier cosa, se humillaría ente cualquiera, a condición de que se ocuparan de su entrepierna. En este aspecto, se podía decir que Sara y Aurelie eran perfectamente complementarias.
    
    Por mi parte, he de admitir que yo estaba extraordinariamente salido. Me gustaban todas, todas, absolutamente todas las chicas. Jean-Pierre solía hacer bromas sobre la fealdad de las conquistas que traía últimamente a casa (vivíamos en el mismo apartamento), pero -aunque ese cabron de francés siempre fue muy exagerado- a mi me daba igual. Entraba a saco a la que fuera, aun sabiendo que ...
«12...456...13»